Las ambiciones de Bulgaria de tener un papel clave en el mercado de energía europeo no desaparecen a pesar de los últimos desarrollos desfavorables de la perspectiva de que se cumplan. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Alyev, y el premier búlgaro, Boiko Borisov, han acordado este miércoles en Sofía la cooperación estratégica de los dos países, en la que un papel central tendrá la realización de la idea conjunta de reanudar el proyecto del gasoducto transcontinental Nabucco, abandonado en 2013 por Europa para realizar el proyecto TAP (Gasoducto Trans Adriático). Ahora los dos países tienen la intensión de defender conjuntamente ante Bruselas la realización del anteriormente descartado proyecto de suministro de gas caspio a Europa a través de Bulgaria, destacando que de esta manera se reducirá la dependencia de los suministros de gas ruso que resultan cada vez más problemáticos en condiciones de una confrontación geopolítica con Moscú. “Esto es diversificación. De esta manera Europa será diversificada y espero que la Comisión Europea nos brinde su pleno apoyo”, ha señalado el premier Boiko Borisov.

Con motivo de la nueva gira en las intenciones gasísticas de Sofía, los expertos comentan que hasta ahora, Bulgaria no ha tenido éxito en sus esfuerzos a conseguir un papel más significativo en Europa en cuanto a los suministros de gas. Primero, las ambiciones del país de ocupar un lugar más importante en el mercado continental de energía fueron enfriadas con la cancelación de Nabucco. Luego, los gobernantes apostaron por el proyecto ruso South Stream. Sin embargo, ese tampoco pudo realizarse por la presión por parte de Bruselas y el estallido de la crisis ucraniana. Entonces fue lanzada la idea de edificar un centro de distribución de gas en la costa búlgara del Mar Negro para ofrecer combustible azul a todos los clientes de Europa Central y del Este. Sin embargo, esta idea no le gustó mucho a Bruselas y el vicepresidente de la Comisión Europea responsable de la Unión Energética, Maros Sefcovic, desvió de forma diplomática los llamados de Sofía por apoyo europeo a ese plan.

El premier Boiko Borisov, sin embargo, sigue estando convencido de que Bulgaria merece un lugar clave en los suministros de gas para Europa y ahora apuesta por el renacimiento de Nabucco. Azerbaiyán por lo visto no tiene nada en contra de hacer más grande el abanico de clientes para su propio gas y no pierde ni la más mínima oportunidad de ampliar sus mercados y su influencia en el área de la energía con sus yacimientos gigantes de más de 2.5 trillones de metros cúbicos de gas.

Hemos de reconocer que el nuevo plan de Sofía y Bakú tiene sentido económico, sobre todo a la luz de la esperada, dentro de algunos años, cancelación de los suministros de gas ruso a Europa a través de Ucrania. Está claro que en este contexto hay grandes perspectivas ante los corredores gasísticos meridionales, ya que en la práctica éstos son la vía más corta y más directa hasta los grandes yacimientos de gas en la parte este del Mar Negro y el Caspio. Sin embargo, estas perspectivas provocan también muchos intereses y apetitos y la cuestión es ,¿qué corredor a través de qué país recibirá el apoyo más fuerte por parte de los círculos políticos y empresariales de Europa, y también de todo el mundo? De momento Turquía parece ser el país mejor posicionado, ya que por su territorio pasará la nueva versión de South Stream, pero la competencia es fuerte. ¿Y por qué Bulgaria también no encuentre su lugar bajo el sol europeo gasístico con un proyecto Nabucco 2 que cruce su territorio?

Versión en español por Ruslana Valtcheva