Hace unos años, en un informe secreto publicado por WikiLeaks, James Pardieu, antiguo embajador de EE UU en Bulgaria, comentaba las “manzanas podridas” de la banca búlgara. De la existencia de tales manzanas tenía sospechas también la opinión búlgara, que fueron confirmadas por el drama en torno a la quiebra del cuatro mayor banco de Bulgaria, el CorpBank.
Unos días atrás, el embajador de Francia en Sofía, Xavier de Laper Cabanas, señaló la existencia de “manzanas podridas” también en el sistema de Justicia de Bulgaria. Hizo estas declaraciones con motivo de las resoluciones contrarias a la ley dictadas por los tribunales para declarar en quiebra a dos filiales en Bulgaria del grupo francés Belvedere y para destituir a sus respectivas directivas.
Evidentemente, “hay algo podrido en Dinamarca”, en términos de Hamlet. Hay algo podrido en la fallida transición búlgara a la democracia, la economía de mercado y el orden legal. Se comenta desde hace mucho tiempo que la práctica negativa de administrar justicia debido a los nexos corruptos del sistema judicial con el poder político y económico es la principal llaga que aqueja a la sociedad búlgara. De esto se habla desde hace tiempo pero, nada se ha hecho en este sentido a lo largo de los años, no obstante el régimen de seguimiento continuo impuesto por la UE a Bulgaria en los ámbitos de Justicia e Interior desde 2007, o sea, desde la entrada del país en la UE, hasta hoy en día.
¿Provocará el escándalo político que ha suscitado el embajador de Cabana una reacción auténtica de parte búlgara, más aún que el caso ha sido transmitido ya a la CE? ¿Será tomado el toro por las astas? ¡Ojalá!
A diferencia de otro sinfín de denuncias de esta índole sobre irregularidades en la administración de justicia, esta vez ha habido una rápida reacción. La juez Rumiana Chenalova, comprometida con la causa contra el grupo Belvedere, fue llamada y oída con carácter de urgencia en la Comisión de Ética del Consejo Superior del Poder Judicial, en una audiencia pública. Expertos en tecnologías de la información se pronunciarán sobre la sospecha de que el sistema de reparto aleatorio de los asuntos a los jueces puede ser manipulado con facilidad. Parece extraño el hecho de que a la mencionada juez le fueran repartidas por dicho sistema tres de las cuatro causas incoadas por litigios entre el antiguo propietario del CorpBank, Tsvetan Vasilev, y su antiguo socio de negocios, Delian Peevski, ambos de reputación más que dudosa.
Por su parte, el síndico designado por la juez Chenalova para administrar las dos sociedades francesas, es el mismo que asumió la directiva de las televisoras TV 7 y News 7, también declaradas en quiebra y cercanas a los mencionados litigantes. En ambos casos, la voluntad de los tribunales fue impuesta con actuaciones bastante drásticas de una misma empresa de seguridad privada. La designación y las actuaciones del síndico en el caso Belvedere también será objeto de instrucción. La resolución a este respecto se espera en el plazo de una semana.
Una vez que el embajador hiciera publico este caso a través de la TV, el primer ministro Boiko Borisov se reunió urgentemente con el ministro de Justicia, Hristo Ivanov. En declaración conjunta, los dos señalaron que, “el Ejecutivo tiene el deber de adoptar una decisión política sobre si proponer reformas en la legislación vigente para garantizar la independencia real del poder judicial y la honestidad en la administración de justicia. A su vez, el Legislativo deberá valorar su responsabilidad de la situación actual en cuanto a la directiva del poder judicial puesto que le corresponde elegir a la mitad de los miembros del Consejo Superior del Poder Judicial y podría exigirles responsabilidad de lo ocurrido. Este caso ha demostrado la negativa de todos los poderes de dar solución a problemas urgentes del sistema de justicia, e incide gravemente en el clima para la inversión en el país, en las relaciones de Bulgaria con importantes socios internacionales y, no en último lugar, en las expectativas de la opinión y la reacción de descontento cívico y desconfianza hacia el sistema de Justicia. Todo esto repercute en el diálogo de Bulgaria con la CE y con los países miembros de la UE en el marco del Mecanismo de Seguimiento en los ámbitos de Justicia e Interior”.
El diagnóstico recogido en esta declaración parece exacto. La cuestión es si se emprenderá una terapia adecuada que, en el contexto de Bulgaria, implica fuerte voluntad política. La sociedad deposita grandes expectativas en el nuevo Ministro de Justicia, proveniente de una ONG que durante años se ha ocupado de identificar y señalar las llagas de la administración de justicia de Bulgaria.
Versión en español por Raina Petkova
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