El gobierno búlgaro N.91 formado por el GERB y el Bloque Reformista, apoyado mediante una declaración programática por el Frente Patriótico, y que contará también con el apoyo del partido ABV, ha recibido este viernes el visto bueno del parlamento. Las cuatro formaciones políticas se aseguraron la mayoría necesaria. El líder del GERB, Boiko Borisov, es el primer político de la historia reciente del país que ocupa el puesto de primer ministro tras un primer mandato que no tuvo éxito. Por vez primera después de los cambios democráticos, la 43ª Legislatura está compuesta por ocho formaciones políticas. Ninguna de éstas recibió el apoyo suficiente para poder gobernar sola. De esta manera el pueblo soberano obligó a los políticos a negociar, a defender posturas o hacer concesiones, cuando sea necesario, y todo esto ante los ojos de la sociedad.
Por vez primera en sesiones gubernamentales decidirán juntos políticos que hasta no hace mucho eran oponentes: representantes de la derecha y de la izquierda política. “Las aves necesitan ambas alas, no pueden vivir sólo con la izquierda o con la derecha”, ha señalado el líder del ABV, Georgi Parvanov, quien fue presidente de la nación durante dos mandatos consecutivos. El nuevo partido ha recibido a cambio de su apoyo al gabinete el puesto que ocupará Ivailo Kalfin: vice primer ministro de Política Social y Política Demográfica y ministro con la misma cartera. Boiko Borisov tendrá otros tres vice primeros ministros: dos del GERB, más la copresidenta de los reformistas, Meglena Kuneva.
La oposición será mixta y de muchos colores. Está claro que el Partido Socialista Búlgaro, al que hasta no hace mucho pertenecía Parvanov, se quedará en oposición. El apoyo que recibió el gobierno del Frente Patriótico ha repelado el apoyo oficial por parte del Movimiento por Derechos y Libertades y ha provocado acusaciones de un “acuerdo antieuropeo”. Los nacionalistas de Ataka permanecen en ataque. El grupo parlamentario del Centro Democrático Búlgaro mantiene una postura vacilante.
Las concesiones mediante las que fue acordado el nuevo gobierno, en combinación con la complicada configuración del Legislativo serán una verdadera prueba аnte la voluntad de realizar reformas. Los miembros del gabinete de GERB son ya conocidos: ex ministros que han superado las pruebas del tiempo y los vaivenes del destino. Los reformistas se han ganado el honor de sacar las castañas del fuego con sus propias manos y además desprotegidas, ya que se han encargado de las carteras más complicadas: Economía, Educación, Sanidad y Justicia, sectores de los que en los últimos 25 años nadie ha salido con felicitaciones, ni agradecimientos por el trabajo bien hecho.
El apoyo parlamentario para el gobierno dependerá demasiado de lo que ocurriría en el Bloque Reformista y en el Frente Patriótico. Son dos formaciones nuevas que no han trabajado juntas antes, no disponen de un mecanismo claro de toma de decisiones, no tienen estándares claros а seguir en situaciones de negociación. Es posible que todo esto cree dificultades ante el programa legislativo de la mayoría gobernante. Además, el Frente Patriótico es abiertamente hostil hacia Ataka. Al mismo tiempo, el Bloque Reformista estará sujeto a críticas más duras, ya que se encargará de los ministerios en los que se deben realizar reformas, y la posibilidad de realizarlas estará bajo el control del GERB.
Versión en español: Ruslana Valtcheva
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