En 1953 Alexander Zhendov, artista del pincel y del grabado, uno de los “padres” de la caricatura búlgara, autor de multitud de cuentos y narraciones satíricas moría enfermo de cáncer. A pesar de su indudable prestigio en los círculos de sus colegas pintores, fueron escasas las personas que se atrevieron a acompañarlo en su camino hasta su última morada. Durante toda su vida no hubo ni una sola persona que dudara y no reconociera que para Zhendov eran principio rector en su vida y obras las convicciones comunistas y su actividad antifascista. Pero en 1953 nadie se atrevió a decirlo ni siquiera al pie de su tumba.
”Zhendov fue una personalidad remarcable. Cuando fueron cobrando fuerza las malignas pasiones en el seno de nuestra Unión de Pintores y muchas personas arremetieron contra Zhendov, sentí una gran aflicción por que él era un hombre recio como una roca, sabio y de gran inteligencia. Era, además, una persona de talento. Los de la unión se pusieron a acosarlo porque él siempre decía la verdad y no concedía perdón a nadie, ni a los líderes comunistas Todor Zhivkov, ni a Vulko Chervenkov. Si uno quería vivir dignamente tenía que actuar con dignidad. Hubo un grupo de pintores jóvenes que apoyaron a Zhendov porque para ellos éste era la encarnación de la nobleza, de la verdad, de la medida justa y cabal en el arte. Se oponía a la coyuntura, a la cursilería en el arte que se hacía por dinero. Él no llegó a ser una persona rica, pero como ha dicho Pushkin, construyó un monumento inmaterial y me siento feliz de haber estado a su lado en la época en que muchos de nuestros colegas socios de la Unión de Pintores no dejaban de injuriarlo. Él me quería mucho. En los últimos años de su vida se sentía tan abatido psíquicamente por aquellos malos tratos que hasta se le alteró su forma de caminar. Antes, cuando estaba sano, cuando caminaba lo hacía con andar majestuoso. Era de gran estatura y cuando marchaba se balanceaba ligeramente. No podía pasar desapercibido, era un hombre marcado por el destino”.
Son referencias que hace a Zhendov su colega Alexander Poplilov en un registro guardado en el Fondo de Oro de Radio Nacional de Bulgaria.
Después del año 1956, si bien en forma sigilosa, Zhendov fue rehabilitado y llegó a convertirse en uno de los ejemplos que desenmascaraban el culto a la personalidad de Vulko Chervenkov. Suena como una paradoja pero el pintor y el que sería dirigente del Partido Comunista y del Estado fueron condiscípulos en el Liceo Número 3 de Sofía. Zhendov era amigo del poeta Jristo Smirnenski y basándose en versos de éste hacía dibujos e ilustraciones para su ciclo de poemas “Cuentos de invierno”. También Vulko jhervenkov era amigo de Zhendov. Cuando en 1923 la tisis segó la vida del poeta, Chervenkov y Zhendov eran de los jóvenes que llevaron el ataúd.
Mientras, Zhendov comenzó a estudiar pintura en la Academia de Artes Plásticas de Sofía y, después, grabado y artes decorativas en Alemania. En 1930 se graduó por el Instituto Superior Técnico y de Artes de Moscú pero siguiendo una instrucción del PCB tuvo que volver a Bulgaria. En 1931 fue uno de los creadores de la Sociedad de Pintores Nuevos, en la que fue luchando por el realismo socialista en el arte. Llegó a presidir esta sociedad.
En 1944, tras el regreso de Moscú de Vulko Chervenkov, los dos se volvieron a encontrar. Chervenkov dirigía la actividad cultural en el país, mientras Zhendov fustigaba con caricaturas y cuentos satíricos a la burguesía y el capitalismo. Durante el V congreso del PCB en 1948 se planteó efectuar la llamada “revolución cultural” .Chervenkov comenzó a celebrar reuniones con representantes de diferentes grupos de artistas para esclarecer ante ellos los imperativos del Partido Comunista para la cultura. Tras el Pleno del PCB en 1950 se inició una nueva oleada de represalias contra intelectuales que expresaban posiciones independientes que discrepaban de la postura oficial del PC. Durante la celebración del nuevo año 1950 entre Chervenkov y Zhendov se armó una disputa cruel. El artista insistía en que la dirección del PCB era incompetente para pronunciarse sobre el arte y que el arte lo debían dirigir y crear auténticos artistas, y no funcionarios del Partido Comunista. Posteriormente, el artista llegó a plasmar sus tesis en una carta para evitar eventuales malentendidos con Chervenkov quien ya había accedido a secretario general del PC. En la carta Zhendov reiteró su posición en el sentido de que “el PC se había planteado, casi, despersonalizar la obra artística del pintor encadenándolo en una férrea disciplina de cuartel y sometiéndolo a una arbitraria censura que vulgarizaba el arte”. Después de 1950 Chervenkov se convirtió en auténtico autócrata en Bulgaria, Zhendov fue expulsado de las filas del Partido Comunista y fue olvidado por todos. Murió de cáncer a los 60 años de edad. Sólo tres años después, en 1956, quedaba rehabilitado como una de las víctimas del culto a la personalidad de Chervenkov.
Versión en español por Mijail Mijailov
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