La aldea de Chelopech es objeto de comentarios desde hace tiempo. En ella se encuentra la mayor mina de oro de Bulgaria. Cruza la aldea la vía que comunica Sofía con la ciudad portuaria de Burgas, pasando por las laderas meridionales de la cordillera de los Balcanes.
Nada más entrar en ella aldea, la mirada se dirige a la mina, que impresiona por sus escalas y su aspecto moderno. Es la empresa que da sustento a los vecinos de Chelopech. Desde hace diez años es administrada por una sociedad canadiense especializada en la extracción y procesamiento de minerales. Las buenas relaciones entre la empresa y la Administración local se ven reflejadas claramente en el aspecto de esta aldea.
Chelopech se desarrolló como población líder que puede rivalizar con los diferentes distritos de la capital búlgara por el nivel de su infraestructura, las oportunidades de estudio, deporte y turismo, y los lugares para el ocio y la recreación que ofrece. El municipio de Chelopech dista de la capital apenas una hora y media de viaje en automóvil y es un buen ejemplo de cómo se pueden retener los pobladores laboriosos y talentosos en un pueblo.
Además de por la facilidad con que se consigue trabajo en esta aldea, Chelopech es atractiva por las variadas oportunidades de ocio y recreación que ofrece, entre las que cabe mencionar las fiestas organizadas por el Ayuntamiento y la Casa de Cultura local.
La más arraigada es la tradición carnavalesca. Chelopech tiene varios grupos de kuker, personajes con máscaras temibles que en primavera recorren la aldea y sus alrededores bailando y haciendo sonar con fuerza los cencerros amarrados a su cintura para ahuyentar a las fuerzas del mal. Hay dos clubes de kuker cuyos integrantes se renuevan continuamente. Los socios elaboran por sí solos las máscaras con que suelen actuar en festivales por todo el país.
Encuentros de las principales familias oriundas del lugar, festivales y fiestas tradicionales son elementos que cohesionan a la gente de Chelopech. La instalación más moderna de la aldea es una estructura anfiteatral hecha de madera y hierro forjado en forma de un escenario, en la localidad de Korminesh, que en su momento fue una extensa pradera rodeada de pinos al pie de la montaña. Desde siempre, allí se celebran festivales, ferias y toda clase de certámenes que potencian el acercamiento entre las personas. El escenario anfiteatral fue inaugurado en la primavera de este año y en él actuaron los participantes en el Primer Festival Folclórico Internacional de Chelopech.
Tatiana Tsonkova, responsable de cultura en la Administración local, comenta el ritmo a que vive y festeja Chelopech.
“En los últimos años hemos procurado eliminar la analogía que se suele establecer al mencionar la industria minera y la aldea de Chelopech. Ese fue uno de los móviles para que construyéramos el escenario anfiteatral en la localidad de Korminesh con el fin de potenciar las actividades culturales en nuestra aldea. Tenemos también un parador en la montaña. Al salir el sol, su primer rayo toca una piedra justo a la entrada del parador. De ahí el nombre de la aldea: Chelopech, que significa “rayo que alumbra la frente”. Muchos matrimonios suelen subir con sus hijos los fines de semana a aquel lugar, al que se puede acceder a pie.
En la propia aldea tenemos un centro polideportivo moderno a disposición de los deseosos de practicar deportes. El precio de la entrada es simbólico. Lo construimos hace tres años con financiación europea. Tiene salas de voleibol, básquetbol, musculación, tenis de mesa, kárate, etc., y también salas para la práctica de bailes tradicionales.
Chelopech se caracteriza por una intensa vida cultural… Este verano se celebró la primera edición del Festival Folclórico Internacional Nube de Oro, al que acudieron bailadores de Georgia, India y México. Una de sus organizadoras, Margarita Bogdanova, refiere.
“Es muy difícil organizar semejante festival. Primero, establecimos el marco presupuestario y quedó claro que podíamos invitar a no más de tres o cuatro grupos. Nos pusimos en contacto con coreógrafos y profesionales con experiencia en la materia, formamos un comité organizador y en todo contamos con el apoyo del Ayuntamiento. Participaron todos nuestros conjuntos de aficionados al folclore, como también la agrupación infantil Bulgarche y el grupo de bailadores kuker Zlatnoto Runo (El vellón de oro). Nuestro afán ha sido presentar el folcolore nacional y disfrutar de la maestría de los exponentes del folcolore de otros países”.
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