La catedral patriarcal de San Alejandro Nevski es uno de los símbolos más emblemáticos de la capital búlgara Sofía. Es un templo de rica historia, no muy conocida por cierto. La decisión de construirlo fue tomada por el Parlamento búlgaro en Veliko Tarnovo, a propuesta del destacado político nacional Petko Karavelov.
La idea inicial fue erigir esta catedral en Veliko Tarnovo pero, luego de que Sofía fuera proclamada capital del país, se optó por construir el templo en esta ciudad, como un signo de agradecimiento al pueblo ruso por la liberación de Bulgaria de la dominación otomana. La primera piedra del futuro templo fue colocada en 1882 pero las obras en sí empezarían 22 años más tarde, en agosto de 1904. En los cimientos fue colocada una caja de metal que contenía los nombres de los miembros del gobierno a la sazón.
El primer proyecto arquitectónico para el futuro templo fue obra del arquitecto ruso Ivan Bogomolov pero a su muerte los planos fueron modificados íntegramente por otro destacado arquitecto ruso, Alexander Pomerantsev. El nombre de la catedral no fue elegido fortuitamente. Alejandro Nevski fue un destacado diplomático y militar ruso, patrono del emperador ruso Alejandro II.
La decoración interior del templo fue confiada a eminentes pintores búlgaros y rusos. La consagración de la catedral fue realizada en 1924 ya que, acabadas las obras en 1912, estalló la primera Guerra Balcánica.
Hoy los frescos de este templo, de excepcional valor arquitectónico y cultural, necesitan ser restaurados con urgencia. Se estima que una de las causas de su deterioro es la rapidez con que fueron hechos en su momento para que la catedral pudiera ser inaugurada a tiempo. Para cumplir el plazo establecido, los pintores agregaban a los tintes vinagre, a fin de que sequen más rápido.
La necesidad de restaurar el templo de San Alejandro Nevski viene siendo comentada desde hace tiempo. La única obra que ha sido practicada en él desde su construcción ha sido la renovación de la capa de oro de sus cúpulas en el año 2000. A las iniciativas que apuntan a ayudar la salvación del templo se han sumado el periodista Goran Blagoev, de la TV Nacional de Bulgaria, y el productor, Nayo Titsin, con un documental titulado “El corazón de oro de Sofía”.
¿Por qué decidieron rodar esta película y por qué tardó dos años su aparición? Nayo Titsin explica:
“Este año celebramos el 90 aniversario de la consagración del templo de San Alejandro Nevski. Este hecho ha sido motivo suficiente para rodar el documental. La verdad es que con el periodista Goran Blagoev pensábamos dedicar la película al centenario de la construcción del templo, celebrado en 2012, pero a causa de algunas circunstancias de carácter objetivo, el rodaje, el montaje y la producción global de la cinta tardaron un año y medio más de lo previsto. Ante todo, en 2012 hubo un suceso inesperado y es que contra el icono grande de Jesucristo en el altar fue tirada una piedra que rompió el lienzo. El icono fue llevado a restauración por tres o cuatro meses. Entonces decidimos hacer un seguimiento y mostrar parte del período y del proceso de restauración. Luego, falleció el patriarca Maxim, máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Búlgara autocéfala, y ello aplazó una vez más la terminación de la película. Decidimos esperar la elección del nuevo patriarca y así entramos en el año 2013. Más tarde, llegamos a la conclusión de que no había ningún problema y que la película se podía estrenar con motivo del 90 aniversario de la consagración del templo”.
La Iglesia Ortodoxa Búlgara desea adquirir en su propiedad el templo de San Alejandro Nevski. Sin embargo, históricamente, éste fue construido más que nada con donaciones hechas por los ciudadanos y en parte por el Estado. El costo total de las obras ascendió a unos 5 millones de levas de oro de aquella época…
“Para mí lo normal sería que el templo monumento de San Alejandro Nevski pertenezca al Santo Sínodo”, continúa diciendo Nayo Titsin. “Desde luego, es un monumento nacional del que debería cuidar, no solo esta institución, sino también el Estado. Su actual estado es deplorable. El templo necesita ser restaurado con urgencia para conservar los frescos hechos por algunos de los mayores pintores búlgaros y rusos de comienzos del siglo XX. Independientemente de si nos gustan o no, esos frescos son un artefacto, un elemento de la historia nacional, de la época en que se pintaba de aquella manera y es muy importante conservarlos. Nuestra idea es editar la película en DVD, en traducción a varios idiomas, y obsequiar la tirada completa al templo para que la venda a los turistas”.
Versión en español por Raina Petkova
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