Estos días fueron publicados los análisis y previsiones del desarrollo de la economía búlgara hasta finales de año, hechos por varias instituciones de prestigio: el Instituto Nacional de Estadísticas, el Banco Búlgaro de Fomento y Raiffeisen Bank Bulgaria. Se ha incorporado a estos análisis también la directora del FMI, Christine Lagarde, que no ha hecho una mención explícita de Bulgaria pero que no calló sus recelos de una ralentización y decrecimiento de la economía mundial, del orden del 3%. Naturalmente, este pronóstico es válido también para la economía búlgara, fuertemente dependiente de los mercados internacionales.
El denominador común de todos los analistas es el hincapié que hacen en el impacto que está tendiendo la inseguridad económica y política de los últimos meses en Bulgaria sobre la coyuntura económica, el entorno empresarial y los resultados de la actividad económica global. Precisamente a ello se debe el que el módico crecimiento económico del 1,8% del PIB oficialmente previsto para este año probablemente no sea logrado, y que en el mejor de los casos sea alcanzado un crecimiento del 1,6%.
No existen factores que aceleren en grado suficiente la actividad económica; todo lo contrario, resaltan observadores y hacen recordar las dificultades económicas que afronta el Estado, el creciente déficit presupuestario, el rezago de los ingresos al erario público, los gastos públicos galopantes y la ausencia de inversión extranjera.
El insuficiente crecimiento económico y el aumento del déficit en varios sectores forzarán inevitablemente a las autoridades a revisar el Presupuesto Público, tendiendo a apretar el cinturón y a asegurar dinero fresco en el país a través de la emisión de una deuda nueva, señalan los analistas.
Los expertos del Banco Búlgaro de Fomento llaman la atención sobre otro fenómeno preocupante en la vida económica del país al constatar que la empeorada coyuntura es la causa por la que los sueldos en el sector privado se han visto prácticamente congelados en los últimos 12 meses. Sobre el telón de fondo del estancamiento y de la falta de optimismo de cara a los meses próximos, el banco pronostica que las retribuciones laborales seguirán sin crecer, lo cual, inevitablemente, repercutirá en el consumo y de ahí, en la actividad económica global, que seguirá siendo floja.
En cuanto a las finanzas públicas, los economistas hacen recordar que la crisis en torno al Banco Comercial Corporativo, cerrado por falta de liquidez y puesto bajo supervisión especial por el Banco Nacional, no ha sido solucionada, ni mucho menos, y es una amenaza tanto para el sistema bancario en su totalidad como también para las finanzas públicas a causa del enorme volumen de las presuntas deudas de esta institución financiera y la necesidad de conseguir de alguna parte medios para saldar estas deudas.
En este sentido, no se descarta la posibilidad de que el déficit presupuestario, que ralla en los 500 millones de euros, aumente varias veces e incluso llegue a superar el 3% del PIB autorizado por la UE. Se ha destacado reiteradamente la necesidad de hacer una reconsideración del presupuesto público para este año. El Raiffeisen Bank Bulgaria se identifica con esta opinión y hace recordar, una vez más que, hacia mediados del año, el déficit presupuestario se aproximaba a la línea roja del 3% autorizado por la UE, situándose en el 2,8%.
Los analistas se fijan también en el problema del desempleo, muy importante y muy grave en toda Europa. El aumento temporero del empleo durante el verano, sobre todo en el sector turístico, se tradujo en una reducción de la tasa de desempleo a poco más del 10%, que se aproxima a la tasa media de la zona del euro. Esto, sin embargo, es apenas un fenómeno provisional y no se espera una recuperación palpable del mercado laboral, afirman expertos en economía, recordando que, antes de la temporada veraniega, la tasa de desempleo en el país superaba el 12%.
Añaden inseguridad respecto de los indicadores económicos para los meses que quedan de este año los problemas y las dificultades alarmantes que afrontan el sector de Energía, que ha acumulado enormes deudas, el sector de Sanidad, que padece grave escasez de recursos financieros, y la ejecución de proyectos europeos, cuya financiación ha sido paralizada por Bruselas y que de momento cuentan únicamente con la financiación del Presupuesto Público.
En la actualidad, Bulgaria tiene un Gobierno interino, de facultades limitadas y mandato de unos 3 meses. Por esto, el país carece de un poder estatal legítimo y estable, que es uno de los requisitos más importantes para llevar a cabo reformas y medidas de saneamiento radicales. De momento, los esfuerzos del Gobierno interino se reducen a la búsqueda de soluciones urgentes y provisionales a los problemas más acuciantes e impostergables, sin fijarse mucho en el efecto de estas medidas a largo plazo y su impacto en la economía nacional. El más reciente ejemplo en este sentido es el último préstamo interno del Gobierno, por valor de 150 millones de euros, con el cual en la práctica se ha llegado al tope europeo admisible.
Versión en español por Raina Petkova
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