“Entonces, lo he dicho muchas veces ante amigos míos, era fácil ser escritor porque no había escritores, solo Iván Vazov descollaba entre todos y consolidó el renombre del escritor. Señalaban a Vazov las personas que lo habían leído y quienes no lo habían leído. Él era símbolo de escritor y lo respetaban todos los estratos sociales”. Palabras del escritor Elín Pelín pronunciadas durante una reunión con colegas suyos con motivo de su 70 aniversario. Dos años después, en 1949 abandonaba la vida para entrar en el panteón de los grandes escritores búlgaros. Su aportación al desarrollo de la literatura búlgara le deparó un lugar entre los escritores clásicos búlgaros.
A primera vista, las tramas de Elín Pelín no destacan por un dramatismo especial o virajes drásticos. Sin embargo, al acceder a su mundo uno se ve rodeado de una vida pletórica, una sabiduría sobre la vida, se adentra en la filosofía y la moral del pueblo búlgaro. Por esto, si alguien desea conocer la historia de la aldea búlgara debe comenzar por sus relatos.
Elín Pelín nació en 1877 en la aldea de Baylovo y era uno de los 11 hijos en la familia de un profesor. Su padre fue una personalidad renacentista que no solo quería criar a sus hijos, sino darles buena formación. La infancia y la juventud de Dimitar Stoyanov, su nombre auténtico, transcurrieron en pobreza. Estudió en diferentes ciudades y no terminó la secundaria, sino que se decantó por la lectura. A los 20 años de edad escribió sus primeras obras de peso.
“Era tan joven cuando comencé a escribir que ya he olvidado la causa principal de esta elección mía”, dice el escritor a finales de su trayectoria artística.
A principios soñaba con ser pintor y se presentó a los exámenes para la escuela de pintura. No fue aprobado y continuó con los relatos. En 1897 Dimitar Stoyanov se convirtió en Elín Pelín y creó algunos de sus cuentos más emblemáticos como El molino de viento, Plaga, Tentación, Huésped. Igual que otros escritores, valoraba a sus obras de un modo diferente que el de los lectores. Nos enteramos de ello de su última entrevista que se guarda en la Fonoteca de Radio Nacional de Bulgaria, hecha con motivo de su 70 aniversario.
¿Cuáles de sus obras le gustan más y por qué?
Es difícil responder a esta pregunta. Las madres aman más a sus hijos que son infelices o feos. Creo que yo también amo a mis obras a las cuales el lector presta menos atención o que no le gustan”, señala el escritor.
Las simples historias contadas con cariño y sonrisa por Elín Pelín siempre versan sobre lo más valioso en la vida humana. Los sueños, el amor, el pecado y la redención, el amor por la tierra y la labor son parte de la realidad de la aldea búlgara. A pesar de los duros destinos y las situaciones trágicas, siempre está presente la esperanza de salvación. Con una sorprendente naturalidad el cantante de la aldea búlgara describe el choque entre lo nuevo y lo antiguo en el mundo patriarcal del búlgaro que poco a poco va despareciendo. Con el correr del tiempo este mundo tradicional fue destruido por los cambios que trabó la burguesía y después el régimen comunista.
En los últimos años de su vida, el autor de Ciega, En el campo, Soñadores trató de contar de un mundo diametralmente opuesto al universo patriarcal en que habían desaparecido el aroma del campo y el apego a la tierra a que pertenecemos. Les ofrecemos una de las grabaciones de la Fonoteca de Radio Nacional de Bulgaria que versa del movimiento de brigada de trabajo voluntario en los años después del establecimiento del poder prosoviético en Bulgaria. Entonces con la labor de los jóvenes fueron construidos edificios de importancia nacional.
“Compañero Elín Pelín, Ud. escribió el cuento Los gorriones de la tía Doyna basado en una historia del movimiento de brigada de trabajo voluntario. ¿Qué piensa de él de sus grandes éxitos en la construcción soviética?
El movimiento de brigada de trabajo voluntario es de gran importancia para la juventud, ya que la aproxima a la patria. Crea un clima de repudio colectivo a los malos sentimientos egoístas. El movimiento de brigada alegra a todos los patriotas”.
Elín Pelín no entró en el templo de la literatura clásica búlgara con sus últimos cuentos. Quedó en la historia de las letras búlgaras con protagonistas pensativos, que tienen problemas para resolver, enamorados o alegres y cuyos nombres sabemos desde la escuela: Angelinka, Hristina, Elka, el padre Sisiy.
Les hemos presentado al cantante de la aldea búlgara, Elín Pelín. En 1949 abandonó este mundo y se fue a un mundo mejor donde están sus queridos protagonistas.
Versión en español por Hristina Taseva
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