Sofía es una de las capitales más ricas en aguas termales en el mundo. La ciudad apareció y se desarrolló gracias a los manantiales de propiedades curativas de los cuales hay datos escritos desde hace 2400 años. Alrededor del siglo II antes de Cristo, la actual Sofía, que entonces se llamaba Ulpia Sérdica, vivió un verdadero auge y se convirtió en centro de la vida política y cultural. Los baños de aguas minerales de Sofía fueron utilizados también durante el yugo otomano cuando aparecieron los baños públicos llamados Hamam.
Inspirado por su arquitectura original, el joven fotógrafo Zdravko Yonchev fotografió el baño de Ovcha Kupel en el otoño de 2013 con el deseo de mostrarlo a un mayor número de personas, evocar su pasado y hacer pensar a la gente en su futuro. Las fotografías se difundieron en las redes sociales y en los medios de comunicación. Fotografió, asimismo, los baños de Gorna Bania y Bankia. Las imágenes cobraron gran popularidad, suscitaron debates y dieron la esperanza de dar nueva vida a los baños y utilizarlos en el futuro. Hoy las fotografías se pueden ver en una muestra especial al aire libre frente al Teatro Nacional Iván Vazov de Sofía hasta el 10 de septiembre. La muestra presenta la belleza arquitectónica y el impacto de los antiguos baños de agua mineral de Sofía.
“El primer baño que fotografié fue el de Ovcha Kupel y el parque a su alrededor, que es muy interesante. Ese parque fue creado cuando se construyó el edificio. Posee una gran diversidad biológica, más de 100 especies de árboles, plantas y arbustos. Lo primero que me atrajo fue el parque. Mientras paseaba con mi mascota allí fui descubriendo la belleza arquitectónica del edifico del baño y, a pesar de su estado deteriorado, lo estuve examinando por todas partes. Esto despertó mi curiosidad y cuando decidí dedicarme a la fotografía entré en el baño y fotografié todo lo que me interesaba”.
Las fotos del baño de Ovcha Kupel hechas por Zdravko son las más impactantes y las más populares.
“Las personas fueron las que me provocaron a montar la exposición. Hicieron comentarios de mis publicaciones y comenzaron a sugerirme otros lugares: el baño del barrio de Kniazhevo, el de la ciudad de Varshets, en la Cordillera de los Balcanes, así como los baños de Gorna Bania y Bankia. Las personas me orientan y yo cumplo sus deseos. Poseemos un patrimonio cultural magnífico y edificios de arquitectura única, caídos en el olvido. Me propongo mostrarlos a través de mi objetivo”.
Zdravko procura también descifrar los mensajes del pasado y sus fotos revelan todo un mundo de nostalgias por tiempos y gentes mejores.
“Esos edificios fueron construidos por una comunidad que, a mi modo de ver, ha desaparecido en gran medida. Me llamó la atención que en las obras de los baños públicos participó todo el mundo. Fueron obra del Estado pero la comunidad también se incorporó a su edificación con su trabajo físico. Destacados búlgaros ayudaron con donaciones. Entonces la sociedad búlgara estaba más unida y esa unidad es algo que nos falta en el momento. En realidad, el estado actual de los baños antiguos es un reflejo del estado de nuestra sociedad. Si ésta cambiara y se volviera más unida, los edificios seguirían existiendo también en el futuro”.
En las diferentes épocas históricas los antiguos baños fueron centros de contactos sociales, debates y comunicación entre las personas. Es algo que el joven fotógrafo afirma y corrobora estableciendo un paralelo interesante con la actual dirección social: la Red.
“Los baños públicos fueron un fenómeno social análogo a lo que son hoy Facebook y las redes sociales. El baño solía ser el centro aglutinador de la ciudad. En él se reunían los diferentes estratos sociales para asociarse, y allí se tomaban a veces importantes decisiones”.
Las 35 imágenes incluidas en la exposición, tomadas y trabajadas con técnicas fotográficas específicas, son respaldadas por los hechos históricos y trasladan al espectador en la atmósfera de los centros balneo-terapéuticos, que van perdiendo su brillo de antaño pero que no dejan de ser maravillosos… La exposición se realiza en apoyo a la candidatura de Sofía a la Capitalidad Europea en 2019.
“Quisiera que Sofía sea elegida Capital Europea de la Cultura, porque creo que entonces se dedicaría más atención a estos edificios antiguos. No me refiero solo a los baños públicos, sino a todos los objetivos arquitectónicos de pasado e identidad histórica. Aunque Sofía no gane la capitalidad, me gustaría que la sociedad se muestre más sensible hacia sus monumentos de la cultura y la arquitectura. Creo que incluso sin el título oficial, Bulgaria es ya una Capital Cultural”.
Zdravko Yonchev incita a todos a ser más abiertos a los elementos bellos de la ciudad y a que, al recorrer las calles más pequeñas, levanten la vista con mayor frecuencia para descubrir la belleza de los edificios a su alrededor. Detrás de esos edificios hay mucha historia y se vislumbra una forma de vida que es parte de nuestra identidad nacional, tan valiosa hoy como en el pasado, que debe perdurar.
Versión en español por Hristina Taseva y Raina Petkova
Fotos: Cortesía de Zdravko Yonchev
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