La Dormición de María, un acontecimiento que el mundo cristiano celebra el 15 de agosto, es la más antigua de las festividades en honor a la Virgen en el calendario de la Iglesia. Es precedida por un ayuno de 15 días. En Bulgaria a esta festividad se le suele llamar también Virgen Grande o Iglesia Grande y se celebra solemnemente hasta la actualidad en todos los confines del territorio nacional.
El culto a la Virgen María tiene raíces profundas en la vida y en los ritos de los búlgaros. Canciones, leyendas y creencias muestran la imagen de una madre amorosa, justa y misericordiosa hasta con los pecadores. Está cerca de la gente y le protege, guía y enseña qué hacer, qué camino seguir y de qué protegerse. Todos los santos se hacen eco de sus deseos y órdenes. De noche se sienta a la mesa con la Luna y de mañana, con el Sol resplandeciente. Es protectora de la maternidad, las mujeres y los niños. La Virgen Grande es ante todo fiesta de las féminas casadas que todavía pueden tener hijos. En el día de la Dormición las mujeres no trabajan. Las que todavía no han alumbrado llevan a la iglesia toallas artesanales, delantales, calcetines y flores que colocan a los pies del icono de la Virgen. Según la creencia popular, la Santa Virgen María cuida de las parturientas y de los recién nacidos.
Una antigua canción versa sobre el brote y el crecimiento milagroso de un “árbol de Dios” en cuyos pies está sentada la María virginal. Sostiene en sus manos al niño Jesús y dice a los doce popes (como se llaman los sacerdotes ortodoxos) que enciendan una docena de velas y que toquen doce campanas para bautizar a su hijo.
Un gran número de textos folclóricos cuentan temas similares: un árbol brota de la nada en un lapso de tiempo muy breve para que la Madre de Dios con el niño Jesús pueda sentarse en su base. La copa del árbol toca el firmamento azul, mientras que sus raíces llegan hasta “la tierra baja”. El tema titulado La oración de María, por ejemplo, cuenta que en las raíces del árbol hay monasterios blancos en los que está Santa María con el niño en brazos, diciéndole: "Crece, hijo, crece, crece grande, para tomar la tierra y el cielo; la tierra de tu padre y el cielo de tu abuelo”.
Existen numerosas leyendas de curaciones milagrosas, realizadas por la Virgen a través de sus iconos o apariciones místicas. Algunos de estos milagros se asocian a los nombres de poblaciones y localidades, y la construcción de iglesias y capillas. Una leyenda de la ciudad de Bansko, en el suroeste de Bulgaria, cuenta que durante la dominación otomana hacia la villa se dirigieron tropas turcas para atacarla. De repente, ante ellas apareció la Virgen y las detuvo. En la actualidad en esa villa funciona una iglesia consagrada a La Dormición de la Virgen. Fue construida en los siglos XVI a XVII sobre los cimientos de un templo cristiano medieval.
Según las leyendas, Stanimaka, el nombre antiguo de la ciudad meridional de Asenovgrad, proviene de una aparición milagrosa de la Virgen hace siglos. La Santa Virgen María, que huía con el pequeño Jesucristo, al que querían matar, se detuvo en el lugar donde está ubicada la actual ciudad de Asenovgrad. Al no encontrar agua para bañar a su hijo, le pidió al Señor que le mandara agua y Él respondió a su oración. Después de bañar al niño en un abrevadero pétreo, lo puso a dormir. Temprano por la mañana lo despertó diciendo: "Levántate, levántate, hijo mío, que tenemos que huir de nuevo". De ahí que la gente dio a este lugar el nombre de Stanimayka (en español se traduciría como “levántate, hijo mío”), que más tarde derivó en Stanimaka.
En las inmediaciones de la ciudad meridional de Stara Zagora se halla un bello fenómeno natural llamado, La Huella de la Virgen. Cuenta la leyenda que hace muchísimos años en este lugar unos romanos martirizaban a un cristiano. Él lo soportaba todo valientemente y oraba. Conmovida por su fe, del cielo apareció la Virgen y descendió con el niño en sus brazos para salvarlo. Allí donde pisó en la roca se formó una pila de agua. María bañó al pequeño Jesús y luego desapareció. Hasta hoy en día en aquel lugar hay una cavidad con forma de pie, que siempre está llena de agua.
En el día de la Virgen Grande, durante la liturgia festiva, se consagran las primeras frutas recogidas: uva, sandías, miel, pan de la nueva harina. Luego las mujeres las reparten como ofrenda de salud y para conmemorar a los difuntos. Según los científicos, estos sacrificios tienen su origen en ideas antiguas mitológicas a las que se ha superpuesto la imagen de la Virgen.
En la zona de la ciudad de Veliko Tarnovo, en el norte de Bulgaria, a la Virgen se le considera además patrona del ganado. El renombrado etnógrafo búlgaro, Dimítar Marínov, describe una costumbre según la que las mujeres amasan, cuecen y reparten roscas por la salud de los bueyes. Este mismo rito se realiza también en Vlasovden, el Día de San Vlas, una festividad tradicional búlgara consagrada a los bueyes.
Además, en este día celebran su onomástico las personas con nombre María, Mariana y sus derivados.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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