A principios de 2015 se cumplirán 100 años del nacimiento del catedrático Petar Uvaliev, gran erudito, poliglota, diplomático, guionista y director de cine, teórico y crítico de arte, profesor universitario, traductor y periodista radial búlgaro. Durante la Guerra Fría optó por emigrar. Sus charlas por la BBC le convirtieron en una leyenda. Sin embargo, poca gente sabe que Uvaliev hizo sus primeros pinitos de periodista en Radio Sofía, como se llamaba esta emisora en aquella época. En 1937, empezaron las emisiones de programas regulares en francés, alemán, inglés e italiano. El joven Petar Uvaliev preparaba las emisiones en italiano.
“La radio me parecía algo fantástico, dice Uvaliev en una entrevista a Radio Bulgaria que guarda la Fonoteca de esta emisora. – La radio nació para convencernos que es el centro del firmamento. Las fronteras desaparecían porque nuestras voces izaban vuelo a través de ellas. Éramos jóvenes, no muy maduros aún, pero hablábamos dirigiéndonos a personas que estaban lejos, allende las fronteras de Bulgaria. En aquel entonces, el mundo estaba dividido con persistencia en bandos enemigos y sin embargo las ondas radiales permitían saltar las trincheras del odio y la radio nos enseñaba a no odiar”.
Petar Uvaliev recuerda en otra entrevista que guarda la Fonoteca de Radio Nacional:
“Para nosotros era evidente que los embajadores verdaderos eran los búlgaros ordinarios y extraordinarios en el extranjero, que resultaban más interesantes que los representantes oficiales. Al mencionar a los búlgaros extraordinarios quisiera evocar la cafetería Stephanie en Múnich donde Dechko Uzunov, Bencho Obreshkov, Elisaveta Bagriana, Nikolay Marangozov, Konstantin Gurnev, entre otros, se encontraban entre alemanes. Hablábamos dirigiéndonos a ellos no para alimentar un abstracto sentimiento nacional, sino para nutrir el estado de ánimo cultural de los búlgaros en su día a día. Nos sentíamos muy felices de tratar a personas que tal vez eran mejores que nosotros, a las que, sin embargo, superábamos por estar mejor informados. Esto insuflaba confianza tanto en unos como en otros”.
Con un fino sentido del humor, Petar Uvaliev decía de sí mismo que era “uno de los criminales menores de edad” que primeros habían empezado a hablar dirigiéndose a una audiencia en el extranjero.
“Hablamos tiempos heroicos en que la radio entera ocupaba unas 4 ó 5 habitaciones. No tenía muchos fondos pero era dirigida por un hombre de imaginación fenomenal, Sirak Skitnik, un pintor, escritor, crítico y, milagrosamente, buen organizador. Los programas para el extranjero surgieron cuando a él le ocurrió que otras instituciones pagaban a muchachos búlgaros instruidos para que tradujesen noticias que el Ministerio de Exteriores, el Palacio y los periódicos usaban. ¿Y por qué no leer esas noticias, que así y todo estaban traducidas y a la mano a diario? Así fueron seleccionadas las personas que debían leer en esos idiomas extranjeros. George Milchev que después se hizo periodista, leía en francés. Iván Dorev, cuya madre era alemana, leía en alemán. Yo hablaba italiano. Con el traductor de inglés tuvimos un caso interesante, él balbuceaba. Pero Sirak Skitnik, con su inagotable imaginación, no se inmutó. Se acordó de un búlgaro que tenía ganas de ser cantante, un tal Mijail Hadzhimishev, que después se hizo director operístico. Él fue el primero en hablar en inglés ante el micrófono y así seguimos adelante. Era un trabajo muy agradable”.
Paulatinamente, aparte de las noticias, en los programas para el extranjero fueron incluidos resúmenes de eventos culturales en el país, charlas, versos de poetas búlgaros traducidos a otros idiomas, etc.
“He traducido mucho, principalmente para la radio, de forma fonética. – Por ejemplo versos de Bagriana. Es muy importante reproducir el ritmo. La tarea del traductor es un puente, un enlace y nos conduce de una cultura a otra”.
Versión en español por Ekaterina Bobeva
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