Por tercera vez, tras la adhesión de nuestro país a la UE en 2007, en Bulgaria se han celebrado elecciones al Parlamento Europeo. Con su voto los búlgaros enviaron a Estrasburgo sólo a representantes de partidos pro europeístas y mandaron al sótano a las formaciones ultra nacionalistas como Ataka. Sin embargo, los búlgaros dirigieron también una advertencia hacia la UE, ya que la participación electoral apenas superó el 35%. Algunos analistas ven en este porcentaje una señal de decepción provocada por la Europa unida después del inicial entusiasmo de hace ocho años.
Por mucho que se insista en que las elecciones al PE son algo aparte de las elecciones al parlamento nacional, Bulgaria no es ninguna excepción del resto de los países miembros de la UE. Es cierto que los electores han votado para determinar a sus 17 eurodiputados, pero con la clara intención de castigar o apoyar a los partidos nacionales por sus actos en Bulgaria. Por mucho que busquemos matices o justificaciones, independientemente de las maneras de interpretar los resultados, los búlgaros han castigado a los socialistas y su gabinete Oresharaski, creado hace menos de un año en coalición con el Movimiento por Derechos y Libertades con el apoyo tácito del partido nacionalista Ataka. Los votantes ofrecieron una nueva oportunidad al conservador partido GERB y su carismático líder Boiko Borisov. Para el Partido Socialista Búlgaro ésta ha sido una nueva pérdida, y para GERB, una victoria nueva.
Los comicios se celebraron sobre el telón de fondo de una latente inestabilidad política, estancamiento económico y reciente descontento en Bulgaria. Contrariamente a lo prometido, el gobierno de Oresharski de momento no ha conseguido atajar eficazmente la corrupción, la delincuencia y los monopolios. Sobre este telón de fondo han llegado tiempos difíciles para Sergey Stanishev. Gran parte de los votantes de su partido son rusófilos. Estas personas le castigaron al no ir a votar o al no votar al Partido Socialista Búlgaro (PSB) debido a la postura de éste y del gobierno Oresharski en apoyo a las sanciones de la UE contra Rusia. Además, el PSB ya se ha alejado demasiado del socialismo y se ha convertido en un grupo de intereses cuyo portavoz es Stanishev, debido a lo cual muchos búlgaros de convicciones socialistas tampoco fueron a las urnas electorales.
Inmediatamente después de las elecciones, Stanishev explicó, de manera poco convincente, que el PSB no había perdido las elecciones, ya que los 4 escaños que ha conseguido, más los 4 de su aliado coalicionista, el Movimiento por Derechos y Libertades, suman más que los 6 escaños conseguidos por el GERB. Se apoyó inicialmente en esta tesis también el líder del Movimiento por Derechos y Libertades, Liutvi Mestan, que, sin embargo, más tarde se ha corregido y ha empezado a buscar nuevos socios coalicionistas para unas nuevas, e inevitables según él, elecciones anticipadas.
Así y todo, la victoria convincente de GERB y el fracaso de su rival principal, el PSB, en las elecciones al PE presagian un intenso verano político. El deseo del GERB de tomar el poder cuanto antes y la falta de deseo por parte del PSB y sus aliados de ceder el poder de manera voluntaria, probablemente, provoquen en las próximas semanas y meses tensión y turbulencias en el Parlamento y en las centrales políticas, y también una nueva oleada de protestas antigubernamentales masivas en las plazas.
En la central del PSB ya se oyen voces que reclaman la dimisión colectiva del cuerpo directivo del partido encabezado por Sergey Stanishev. Por otro lado, la moción de censura contra el Gobierno, que será votada mañana y que fue promovida por GERB a causa del fracaso de los gobernantes en las políticas en el sector de la Energía, es poco probable que derroque al premier Oresharski. Con toda certeza, tendremos en Bulgaria un verano político muy intenso.
Versión en español por Ruslana Valcheva
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