Peevski está una vez más en el punto de mira. Es un diputado con sobrepeso, de mirada de pocos amigos desde la tribuna parlamentaria, que ambicionaba a más no poder encabezar la Agencia Estatal para la Seguridad Nacional (DANS). La mayoría parlamentaria que acababa de ser elegida nominó a este magnate mediático de 33 años a la presidencia del citado servicio especial. Su elección el 14 de junio del año pasado en la Plenaria, que duró no más de diez minutos, provocó una verdadera explosión en la opinión pública de Bulgaria. Miles de personas se volcaron a la calle en protestas espontáneas contra la gobernación oligárquica del país. Las protestas cesaron apenas en los  primeros helados días de diciembre de 2013 pero en días recientes se han reanudado en las calles de Sofía, porque ahora ese mismo Peevski aspira a ser eurodiputado.

Para quienes no recuerdan quién es Peevski, he aquí en breve su CV: se autodefine como “un joven que ha prosperado”. Comenzó su carrera política a los 21 años como secretario parlamentario del Ministerio de Transporte, encabezado en aquel momento por el ministro Plamen Petrov presuntamente vinculado con la mafia. Ese cargo sirvió a Peevski de trampolín en la carrera y el “joven próspero” fue designado miembro de la Junta Directiva del puerto de Varna. Para cualquiera está clara la importancia en el comercio de un puerto internacional como el de Varna. El siguiente cargo en la carrera de Peevski fue el de viceministro de respuesta a desastres y grandes averías industriales durante el gobierno de la triple coalición del Partido Socialista Búlgaro (PSB), el Movimiento por Derechos y Libertades (MDL) y el Movimiento Nacional Simeón II. El primer ministro de la triple coalición y actual presidente del gobernante PSB búlgaro, Stanishev, había confiado la gestión del sector de desastres y averías al MDL a que pertenece Peevski. Dado que surgieron sospechas de corrupción, el joven y prometedor político fue separado del cargo por algún tiempo pero muy pronto fue restablecido en el mismo ya que el Ministerio Fiscal no fue capaz de probar la existencia de delito de prevaricación. En 2009 y 2013 Peevski fue elegido diputado por el MDL y se le conoce más que nada por el hecho de que no se persona jamás en el Parlamento; su comparecencia en la Plenaria para asumir el puesto de presidente de DANS el 14 de junio del año pasado provocó una oleada de protestas, sin parangón en el país.

Habiendo amainado por algún tiempo, las protestas se han apoderado nuevamente de las calles porque Peevski, señalado como símbolo de la toma de decisiones en el tras telón, está camino de sustituir su puesto de trabajo en Sofía por un escaño en Estrasburgo. La verdad es que no sería un mal negocio. Al ocupar eventualmente el segundo puesto en la lista del MDL, Peevski resultaría elegido con toda certeza y con ello el actual gobierno de Bulgaria quedaría con un  dolor de cabeza menos. Evidentemente, Peevski es un factor irritante también para la directiva del MDL: sin él, el de por sí inseguro presidente del mismo Mestan, que sigue en la sombra del fundador e ideólogo del partido, Ahmed Dogan, se sentiría mucho más estable en su cargo.

Si los socios europeos de Bulgaria quedarían satisfechos con la elección de los búlgaros es algo que con toda certeza conoceremos muy pronto, tras la votación del 25 de mayo próximo. Posiblemente los búlgaros como nación no se sientan muy felices al ser representados en el Parlamento Europeo por un sujeto tan oscuro. De ser así, mejor sería que emitan su voto el 25 de mayo y reduzcan las oportunidades de que Peevski y otros candidatos “paracaidistas” revistan sus posiciones económicas con poder político. Los sondeos más recientes de la opinión pública señalan que uno de cada cuatro votantes en Bulgaria no se propone acercarse a las urnas, pero con toda certeza se inclina a refunfuñar en casa, sentado ante el televisor.