Hace años una de las leyendas búlgaras del deporte blanco, Bozhidar Papmpulov, había dicho que en algún momento determinado un tenista puede superar a sí mismo, pero no el nivel del tenis búlgaro. En aquel entonces Bulgaria, en la persona de Liuben Genov y los hermanos Pampulov, eliminó a Bélgica, representada por los renombrados Hombergen y Mignot, y se clasificó para la tercera ronda de la Zona Europea de la Copa Davis.
En las cuatro décadas trascurridas desde entonces las cosas han cambiado mucho. Aparecieron las hermanas Meleev, top jugadores como Milen Velev y Orlin Stanoichev, y en la época moderna, por supuesto, hay que mencionar a Tsvetana Pironkova y Grigor Dimitrov. Para un país pequeño como Bulgaria esto es mucho, pero, ¿es suficiente?
Durante el pasado fin de semana el equipo búlgaro para la Copa Davis venció en Atenas a los griegos por cuatro a una victorias en la eliminación directa para permanecer en el segundo Grupo Euro-Africano. Este desenlace estaba esperado, y nadie en Grecia pensaba que sus jugadores podrían vencer a Grigor Dimitrov.
Después del segundo día, Bulgaria registró un avance de 3:0 y todo ya estaba predeterminado. En los últimos dos encuentros no hacía falta que Grigor Dimitrov jugara y fue una decisión acertada la de dejar al joven debutante Dinko Halachev que acumulase experiencia. Lamentablemente, él perdió, pero no sin mostrar fuerte resistencia, frente a la cuarta raqueta de los griegos, Alexandors Jacupovic.
Lo bueno es que nuestra segunda raqueta, Dimitar Kutrovski, venció en ambos partidos en los singles y colaboró con brillantez con Grigor Dimitrov en el encuentro por parejas y de esta manera todo fue resuelto a favor de los búlgaros.
Bulgaria permaneció en el segundo Grupo Euro-Africano, pero en esto reside también el problema, ya que no subimos a la liga superior. Para que esto ocurra no basta con tener a Grigor Dimitrov y esto se dejó ver en otros encuentros para la Copa Davis, en el partido contra Finlandia, por ejemplo. La diferencia casi abismal entre Dimitrov y los demás es de unas 300 plazas en el ranking de la ATP.
Por supuesto, estos chicos no tienen la culpa de no poseer su talento. Ellos tienen una presentación muy buena en los torneos para los niveles correspondientes y están progresando. Sin embargo, precisamente ellos, y no Grigor Dimitrov, determinan el nivel del tenis búlgaro. Él simplemente ha puesto el listón, y además muy alto. En la actualidad los griegos no son con quienes debemos medir talla en el tenis, ya que han bajado al grupo inferior.
Miremos otra vez el estado del tenis búlgaro. Hemos mencionado el alto listón que ha puesto Grigor Dimitrov. En la actualidad hay una docena de adolescentes de 14 a 15 años de edad que pronto podrán y empezarán a medir talla con él. Lo mismo se observa en las chicas que vienen tras Pironkova. Siempre ocurre así cuando aparecen “golondrinas blancas” en este deporte. Simplemente hay que esperar. Se necesita un poco de tiempo.
Versión en español por Ruslana Valtcheva
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