La Iglesia de Santa Sofía es uno de los símbolos de la capital búlgara, a la cual incluso ha dado su nombre que, traducido del griego, significa Sabiduría. Se considera que la basílica que vemos hoy en el centro de Sofía es la cuarta sucesiva edificación en ese lugar.
Recientemente, en ese templo se celebró una conferencia internacional dedicada al 1700 aniversario de la edificación de la primera sede del culto cristiano en ese lugar. Tras detalladas obras de investigación y conservación, las galerías subterráneas de la actual iglesia han sido habilitadas y abiertas al público deseoso de conocer más sobre la historia de ese centro religioso.
“Lo que mostramos en las catacumbas son una cincuentena de tumbas fechadas entre comienzos del siglo III y finales del IV que han sido estudiadas a fondo hasta el momento”, comenta Nadezhda Kirova, directora del Museo de Historia de Sofía, organizador de la conferencia, que contó con la participación de arqueólogos, historiadores, teólogos, arquitectos, especialistas e investigadores de los países balcánicos, Austria, EE UU y Ucrania.
En realidad, a partir del año 450 d. C. no tenemos información sobre la construcción de estructuras mortuorias en las galerías subterráneas de la basílica. Esto significa que la iglesia no fue construida de un golpe ni en el marco de una sola campaña, y que se había tomado la decisión de que en aquel lugar se construyera un templo nuevo, más grande, por lo cual se puso fin a la práctica de hacer sepelios en sus galerías subterráneas.
Hoy exhibimos también los restos de las tres iglesias más recientes erigidas en ese mismo lugar, continúa diciendo la experta. Todo empezó por un martirion, es decir la sepultura de un mártir. En aquella época era indispensable la presencia de la sepultura de un mártir para que en determinado lugar pudiera ser edificado un templo cristiano. Luego, el templo originario fue ampliado en dirección oeste y, posteriormente, sirvió de nave central para la nueva iglesia. En otras palabras, la primera iglesia sirvió de cimiento para la edificación de un templo mayor. Evidentemente, el pequeño templo inicial no bastaba para satisfacer las necesidades espirituales de los fieles y, poco a poco, fueron añadidas dos naves nuevas, al norte y al sur de la originaria. Posteriormente fue construida otra iglesia más, antes de que se edificara la que vemos y conocemos hoy.
Durante la dominación otomana la basílica de Santa Sofía fue convertida en mezquita. Tras dos grandes terremotossucedidos en 1818 y 1858, los musulmanes la abandonaron porque consideraron que Alá les había retirado su benevolencia. En 1878, cuando Bulgaria fue liberada de la dominación otomana, el templo estaba en ruinas e incluso se consideraba la posibilidad de demolerlo. Sin embargo resultó que la demolición costaría demasiado caro y gracias a ello el templo fue conservado y, más tarde, restaurado. Tras permanecer largos años cerrado, en 1998 volvió a abrir puertas para los fieles y es hoy un templo operante, muy querido y venerado por los vecinos de Sofía.
La investigación arqueológica de las galerías subterráneas del templo continuó largos años. Otros tantos tomaron la restauración y la conservación de lo descubierto en sus catacumbas. Uno solo de los panteones descubiertos conserva sus inscripciones. Los dibujos en sus paredes testimonian que es de la época temprana de la existencia del templo, en el período de transición del paganismo al cristianismo.
Versión en español por Raina Petkova
Fotos: Veneta Pavlova
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