Iván Alexander fue zar de Bulgaria desde 1331 hasta 1371 y en esos cuarenta años resultó el zar de más prolongado reinado después del zar Petar que había ocupado el trono desde el año 927 hasta el año 969. Fue un reinado muy dilatado para la Edad Media e increíblemente prolongado para el siglo XIV, cuando toda la Península Balcánica vivió conmociones enormes.
Bulgaria sufría las amenazas de los países vecinos, de algunos conquistadores de Occidente y de un enemigo nuevo, los turcos osmanlíes. El reinado de Iván Alexander fue colmado de conflictos bélicos pero no obstante ello él supo conservar a Bulgaria como primera potencia en la zona mientras la cultura búlgara vivía un nuevo período de auge. El zar era sobrino del zar Mijail Shishman y pariente de la dinastía de los Asénidas. Inició su carrera como déspota, o sea, gobernador de la ciudad y la región de Lovech. Tras el golpe de estado contra el zar Iván Stefan, Alexander se fue imponiendo paulatinamente en la capital Tarnovo y fue elegido nuevo zar. Aquellos esfuerzos fueron reveladores de sus habilidades diplomáticas. Los cronistas han coincidido en señalar que Iván Alexander era, además, una persona ilustrada que dominaba a la perfección la lengua griega.
Todas esas cualidades le fueron de gran utilidad en los primeros quince años de su reinado, en los que libró batallas contra Bizancio por una serie de tierras en el sur de Bulgaria. Llegó a verse involucrado en las luchas dinásticas en el propio Bizancio, fue capaz de ganar tiempo por medio de negociaciones y, cuando era necesario, estaba dispuesto a atacar con resolución. En 1332 triunfó en la importante batalla de Rusocastro y a raíz de aquella victoria restituyó a Bulgaria las actuales tierras del litoral sur del mar Negro. Posteriormente recuperó la ciudad de Plovdiv y una serie de fortalezas en el Monte Ródope. Aquellas victorias se tradujeron en la afirmación del carácter búlgaro de esas regiones en torno a las cuales habían existido sendos contenciosos con Bizancio.
Los historiadores de los siglos XIX y XX le reprochan a Iván Alexander el haberse negado en 1351 a establecer una coalición con el emperador bizantino Juan Cantacuzeno contra los turcos osmanlíes. Esta circunstancia está siendo considerada como decisiva en la evolución de la historia búlgara. No obstante, el cuadro general del siglo XIV no era tan uniformado. En aquella época el peligro que entrañaban los turcos era subestimado en toda Europa y, además, los propios bizantinos empleaban a menudo destacamentos de mercenarios turcos, tanto en sus guerras dinásticas como contra los búlgaros. De hecho, los turcos osmanlíes se apoderaron de una región desgarrada insalvablemente por pugnas feudales intestinas y externas. El propio Iván Alexander tuvo que luchar contra numerosos escisionistas, pero, al final, él mismo aportó a la fragmentación feudal de Bulgaria.
En la esfera de la cultura la época de Iván Alexander es llamada frecuentemente el II Siglo de Oro, habiéndose registrado el primero en el reinado de Simeón El Grande, años 893 a 927.En este nuevo Siglo de Oro fueron construidas gran número de iglesias y monasterios profusamente decorados. Los templos que sobrevivieron a la invasión otomana, como por ejemplo, la iglesia rupestre de la Santísima Virgen con excelentes frescos, en las afueras del pueblo de Ivanovo, en la región de Ruse, son hoy monumentos de la cultura. Destacan entre los libros de aquella época el Tetraevangelio Londinense, guardado actualmente en la Biblioteca británica. El libro está ilustrado con 366 magníficas miniaturas a color en una de las cuales aparece el zar y su familia. El zar Iván Alexander tuvo tres hijos de su matrimonio con Teodora, hija de un soberano valaco. Al cabo de largas vacilaciones Iván Alexander señaló por heredero del trono a su segundo hijo Iván Sratsimir. En 1349 Iván Alexander se casó con una joven judía, de nombre Sarah, la cual se convirtió al cristianismo adoptando el nombre de Teodora II. Llegó a ser ella, de veras, una cristiana celosa y alentaba al zar en su pugna contra las herejías.
En última instancia, Iván Shishman primogénito de aquellas segundas nupcias, fue proclamado heredero del trono. A Iván Sratsimir le fue concedido gobernar el Noroeste de Bulgaria, zona que se convertiría en el reino de Vidin. No terminó ahí la fragmentación feudal y así la región del extremo noreste de Bulgaria, gobernada por el boyardo Dobrotitsa, se transformó en un nuevo Estado. Sin embargo, el zar Iván Alexander obraba como factor estabilizador y mientras seguía vivo todas las tierras en las fronteras de la Bulgaria moderna continuaban siendo búlgaras. Iván Alexander es no sólo el último gran zar búlgaro. Hizo gala de sus cualidades en una época especialmente dura en la que eran interminables los conflictos exteriores y existían tendencias que apuntaban a la fragmentación feudal y problemas sociales que impulsaban las herejías.
Así, mientras en el siglo X el zar Petar se mantuvo gobernando más de 40 años una Bulgaria estable, el zar Iván Alexander, en casi idéntico período de su reinado, lograba mantener una estabilidad relativa que, frecuentemente, estaba al borde de venirse abajo. Sin embargo, las personalidades a menudo son impotentes ante la pujanza del trastrueque de las capas geopolíticas. Tras el reinado del zar Petar Bulgaria sucumbió al dominio de Bizancio, y poco después del reinado de Iván Alexander el país sucumbía a un dominio mucho más prolongado, de cinco siglos, de los turcos otomanos. En esos largos siglos, los búlgaros que ya contaban con espíritu nacional, lengua y cultura sólidos conseguirían conservarse como nación.
Versión en español por Mijail Mijailov
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