El apoyo más justo, prometido a los pequeños productores agropecuarios de Bulgaria, ha cobrado cuerpo estos últimos días. El gobierno ha manifestado sus intensiones de aumentar en el 50% el subsidio a las pequeñas haciendas agropecuarias con extensión de 0,1 a 30 hectáreas. De esta manera, en vez de recibir unos 150 euros por hectárea, como era hasta ahora, ellos cobrarán 225 euros. Los dueños de más de 30 hectáreas de tierras seguirán recibiendo sus 150 euros por hectárea. Esto es un paso adelante para resolver los problemas durante el primer período de adjudicación de subsidios europeos en nuestro país (2007-2013), caracterizado por una fuerte polarización a favor de las haciendas grandes. Según los datos del 2012, el 80% de los subsidios directos fue a parar en manos de tan sólo el 6% de los propietarios de tierras labradas. La eliminación de ese desequilibrio en las subvenciones a los productores agropecuarios pequeños y grandes forma parte de la nueva Política Agrícola Común que ofrece la posibilidad de que hasta un 10% de las ayudas directas se destine adicionalmente a quienes estaban más perjudicados hasta el momento.
La paradoja
En realidad Bulgaria, junto con Rumania, tiene las granjas agrícolas más grandes de la UE. En Bulgaria casi el 80% de las tierras labradas están distribuidas entre haciendas de un tamaño medio de 672 hectáreas, o sea, dos a tres veces más extensas que las haciendas grandes de la UE, donde el tamaño medio es de 264 hectáreas. En nuestro país se comenta que hay agricultores que labran tierra propia y arrendada de más de 100 mil hectáreas de extensión. Al mismo tiempo, en Bulgaria se dan las haciendas más diminutas de toda la UE que no llegan a más de 0,2 hectáreas. El tamaño medio de las extensiones de tierra en las haciendas búlgaras asciende a algo más de 10 hectáreas. La distribución de las subvenciones, tal y como era hasta ahora, beneficiaba sobre todo a los productores de cereales, porque precisamente estos se cultivan en las extensiones de mayor tamaño. Han quedado en el olvido sectores tradicionales como la producción de frutas y hortalizas y, la ganadería. El resultado de esta política es que de un gran exportador de frutas y hortalizas, hace dos o tres décadas, hoy Bulgaria importa el 80% de ellas y en torno al 90% de la carne. Ahora se espera que precisamente estos sectores reciban un balón de oxígeno.
¿Estímulo para desarrollar un sector agropecuario importante o una medida para retener la población en los pueblos búlgaros que se van despoblando?
Según muchos analistas, el aumento de los subsidios directos en 50% todavía es aún insuficiente para reavivar las pequeñas haciendas agropecuarias de Bulgaria. En palabras del ministro de Agricultura y Alimentos, Dimitar Grekov, la iniciativa también obedece a fines meramente sociales. Uno de ellos es animar a los pequeños productores a no abandonar su actividad, a asegurarles un sustento en los pueblos y animarles a quedarse ahí. Las estadísticas muestran que en los primeros tres años después de que en 2007 se empezó con la subvención europea a la agricultura búlgara, ha desaparecido el 40% de las haciendas pequeñas, a cambio del desarrollo exitoso de las de extensiones de tierra más grandes. El ministro subraya que éste es sólo el primer paso y, en los próximos años se aplicará un apoyo a las pequeñas haciendas, más diferenciado y más eficaz, en función del grado de esfuerzos que requiera el cultivo correspondiente. La idea es que esta ayuda les permita pasar a la siguiente categoría de haciendas medianas y de ahí, conseguir un desarrollo más armonioso del sector agropecuario búlgaro.
Sospechas de una especulación preelectoral
Tan pronto como se hizo pública la medida, aparecieron acusaciones de que la entrega de pequeñas ayudas “por barba” a unos 50 a 100 mil pequeños productores agropecuarios era simplemente una jugada preelectoral para atraer votos para los partidos gobernantes, el Partido Socialista Búlgaro y el Movimiento por Derechos y Libertades, teniendo en cuenta que gran parte de su electorado reside en el campo.
Los escollos
El aumento en 50% de las subvenciones a las pequeñas haciendas agropecuarias podría obligar a muchos de los agricultores grandes a fragmentar su propiedad para poder beneficiarse ellos también. Reacciones de celos no justificados ya fueron expresadas por parte de la organización gremial de los productores de cereales, que eran los beneficiarios principales del apoyo europeo. En este sentido, el viceministro de Agricultura, Biurhan Abrazov, ha anunciado que se está preparando una ordenanza que haría imposible semejantes manipulaciones. El segundo peligro que entraña el adicional apoyo módico que recibirán los pequeños productores agropecuarios es que en vez de estimularles a ser más rentables, podría simplemente “adormecerlos”, al asegurarles unos ingresos complementarios sin especiales esfuerzos.
Versión en español por Ruslana Valcheva
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