Si te asomas a su entrada para adentrarte en su penumbra milenaria, te sentirás como un eslabón desvalido del Universo. Si te pones a escuchar el estruendo de las masas de agua cayendo verticalmente, que se desvanecen en el laberinto sin fondo, quedarás estupefacto ante la grandeza de la Madre Naturaleza. Y cuando oyes las leyendas sobre ella, sentirás ganas de salir corriendo y escapar de ese infierno. No sin razón, llaman esa cueva La Garganta del Diablo. Es abismal y su entrada está abierta de par en par entre las rocas de la Garganta de Trigrad. Atrae como imán a decenas de miles de personas que desean echar un vistazo al Reino de Hades. Pero no tengáis miedo, todos vuelven sanos y salvos de allí.
Los tracios que habitaban esa parte de los Montes Ródope, conocían esa cueva. Creían que el imponente abismo cuya garganta expedía nieblas y evaporaciones, era el camino al más allá. Según una leyenda, por allí bajó Orfeo al mundom de abajo devolver al mundo de los vivos a su musa Eurídice. El dios Hades, sin embargo, le puso una condición, que era no mirar atrás, para ver a su amada, hasta que no hubieran abandonado sus territorios. Sin embargo, justo en la llamada Sala del Estruendo de la cueva, Orfeo dejó de oír los pasos de Eurídice y se volvió preocupado para buscarla. De esa manera la perdió para siempre. Pasaron años, siglos, milenios, y el abismo sin fondo, cual una llaga en las rocas de la montaña, permanecía allí, causando temor y respeto a la gente local. Durante la dominación otomana, llamaban la cueva La Jueza Terrible y en su garganta, sin juicio ni sentencia, arrojaban a ladrones y asesinos. Ningún mortal osó penetrar en su lóbrega boca hasta el año 1961. Entonces, por primera vez, tres osados montañistas de ía descendieron en la cueva. Vieron que se trataba de un abismo de 60 metros en el que caía en cascadas subterránea el río Trigradska, que venía de Grecia, cruzaba el pueblo de Trigrtad y se desplomabacon monstruoso fragor en la Garganta del Diablo.
“Los primeros tres exploradores del la Garganta del Diablo quedaron con vida, a diferencia de sus colegas jóvenes de Varna.” – dice nuestro guía Micho Solakov y nos cuenta cómo a principios de los años 70 del siglo pasado, Siyana, de 21 años de edad, y Evstati, de 27 años, hicieron el primer intento de explorar el Sifón, el lugar en que las aguas turbias se hunden en las entrañas de la tierra. Los buzos se sumergieron en el agua, pero no volvieron con vida. Nadie puede desentrañar la trayectoria subterránea del río. Según los exploradores, se trata de un enorme laberinto de agua que retiene todo lo que caiga en el río. Se han hecho intentos de trazar las corrientes con ayuda de colorantes pero el agua salía a la superficie dos horas más tarde. “¿Por dónde pasa el agua durante todo ese tiempo, qué hace? Nadie lo sabe,” dice nuestro guía mientras nos hace entrar por el túnelcavadopor la naturaleza que desemboca directamente en la Sala del Estruendo. “Es la sala subterránea más grande acondicionada para los turistas, allí podría caber la catedral de San Alejandro Nevski, de Sofía” dice Micho Solakov.
Habita el río subterráneo una especie de trucha que nunca ha visto la luz; está cubierta de manchas blancas y algunos ejemplares de mayor edad tienen la visión atrofiada. Cerca de la entrada de la cueva se ven unas enormes manchas negras. “Aquí se reúne toda la colonia de murciélagos de las zonas contiguas. Son más de 35 mil ejemplares que hibernan en la cueva”, explica Micho Solakov. Según él, no cabe duda que La Garganta del Diablo es el reino mítico de Hades. Prueba de ello son las figuras de piedra modeladas por el agua, de de Orfeo y Eurídice y de toda una pléyade de personajes míticos tallados por la naturaleza.
"Los protagonistas de esta leyenda están congelados, hechos en piedra - dice Micho Solakov. - Se puede ver al barquero Caronte, a Sísifo, arrastrando su carga pesada tal y cómo narra la leyenda, que escuchó el canto de Orfeo y se detuvo para oír la música. Se puede ver al perro de Hades, Cerbero, que vigila quién pasa por el río. Se puede ir a la Fuente de Orfeo donde el músico llora por su amada y, según la leyenda, de sus ojos brotaban lágrimas que sacian la sed de las almas de los muertos. Esa fuente está en la cueva. Ha sido convertida en un santuario y la gente ha puesto allí iconos de varios santos. Los visitantes mojan sus manos en el agua, lavan sus caras, algunos beben un trago, otros dejan una moneda y piden un deseo que se les cumpla. Hasta ahora no hemos tenido reclamaciones por deseos incumplidos" - dice en broma Micho Solakov.
Los relieves tallados en la cueva sorprenden a los visitantes. En la propia entrada les acoge una cabeza diabólica tallada en la roca, y en la Sala del Estruendo uno puede ver la figura de un guerrero tracio de cuerpo entero. Para salir del abismo hace falta subir por una empinada escalera de metal de 301 peldaños resbaladizos que conducen a la entrada natural de la cueva pasando cerca de las turbias aguas de la cascada. Es una experiencia difícil de olvidar.
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