El 17 de enero la iglesia ortodoxa rinde homenaje a la memoria de San Antonio el Grande. En Bulgaria, por tradición, en este día se hacen hogazas untadas de miel que se regalan a amigos para prevenirlos contra dolencias.
Según la noción popular, Andón (la forma modificada del nombre griego Antón, en español Antonio) y su hermano gemelo Atanasio eran herreros, y sus celebraciones se producen los días 17 y 18 de enero. Ambas festividades son fiesta patronal de los herreros, herradores, chisperos y cuchilleros. Con esta ocasión nos hemos reunido con Atanás Péev, de 34 años, de Smolyan, un maestro contemporáneo del hierro forjado. Atanás se graduó por la Escuela de Artes de esa misma ciudad meridional en la especialidad de Técnicas Artísticas del Metal. Dice que desde que tiene memoria, siempre se ha dedicado a trabajar con hierro forjado.
Poco a poco el trabajo del herrero se convirtió en mi profesión. Ser bueno en el oficio también requiere mucha dedicación y trabajo arduo. Es un oficio duro, no es fácil manejar el martillo, por eso hay que amar el material con el que trabajas, hay que amar lo que haces. Lo más importante es llevarlo en el corazón, porque es difícil alcanzar el éxito. Además, los oficios artesanales son un arte en extinción. Antaño el trabajo del herrero había sido uno de los más solicitados porque toda la vida en el hogar estaba relacionada con el metal: se usaba para hacer herramientas, instrumentos para labrar la tierra, etc.
Hoy en día no hay forma de que pueda encerrarme en el taller y dedicarme sólo al trabajo del herrero. Mi día a día es muy variado: también soy escultor, y en mi tiempo libre toco la gaita. Algún día puedo estar en el taller, y al siguiente, actuar con la gaita en algún evento. Eso hace que mi vida sea interesante y me inspira. Ningún encargo de artículos de hierro forjado es igual a otro, cada persona quiere algo diferente, y el proceso de elaboración es bastante interesante en sí mismo: desde el diseño del modelo hasta su aspecto final.
La tecnología y la maquinaria son de gran ayuda en artesanías pero nunca pueden reemplazar el trabajo humano. El hierro forjado sólo puede ser fabricado por la mano del hombre, hay que tocarlo, martillarlo, en eso está la belleza de los objetos artesanales. Mucha gente dice que en su vida diaria prefiere usar y tocar objetos que no son hechos por una máquina sino por mano humana.
Atanás Péev es titular del prestigioso premio “Guardián de las tradiciones” para el año 2013. El maestro herrero obtuvo el reconocimiento unánime del jurado y el público entre todos los competidores jóvenes en la categoría de Artes Artesanales. En la ceremonia de premiación hizo las delicias de los asistentes actuando en su gaita kaba (gaita grande de tono bajo, símbolo de la montaña Ródope, y que se encuentra sólo en esa zona).
El reconocimiento y los elogios me dan fuerza y me entran más ganas de continuar con mi trabajo –comenta Atanás– . Para mí, los amigos son una de las cosas más importantes. El día de mi onomástica nos reunimos con mis amigos, tocamos la gaita, cantamos y pasamos un buen rato, es una tradición nuestra. Estoy feliz de tener muchos amigos fieles; estamos juntos en la rutina y en la fiesta y nos ayudamos en todo. Nosotros, los serranos de la zona del Ródope somos personas hospitalarias y acogedoras. Cualquiera es bienvenido en nuestra casa, no dejaremos hambriento a nadie ni le rechazaremos cobijo. Así es como ha sido siempre porque la vida en la montaña es más dura, y eso une a la gente y la hace más abierta.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: BGNES, pazitelnatradiciite.com y radiovelikotarnovo.com