Las razones por las que Sofía surgió en la Antigüedad son la ubicación del llano de Sofía en un cruce de caminos y las fuentes de agua termal que sigue brotando hasta hoy en el corazón de la ciudad.
La historia milenaria de esta ciudad, de la que seguimos descubriendo huellas y vestigios hasta hoy, siempre ha estado asociada a esta enorme riqueza natural que desempeñó un importante papel en la formación de los usos y costumbres de sus habitantes y potenció su desarrollo económico.
“¡Serdika es mi Roma!” exclamó en su día el emperador Constantino el Grande (años 306 al337), quien había convertido en su lugar de residencia por largo tiempo a Serdika, que es como se llamaba en aquella época la que es hoy Sofía. Uno de los muchos motivos por los que la escogió para ser su lugar de residencia fueron precisamente las fuentes de agua mineral.
Hoy la capital búlgara aprovecha solo en parte esta riqueza natural, principalmente a través de compañías de embotellamiento de agua mineral. Han caído en desuso las termas y los edificios que las albergaban están volviéndose ruinas. En lugar de aportar al bienestar de la ciudad, el agua termal queda desaprovechada, buena parte se vierte en el alcantarillado urbano y otra parte queda oculta en el subsuelo.
El hidrólogo Kostadin Sterev hace recordar que estas fuentes hacen de Sofía una ciudad única. Cada fuente termal tiene diferente grado de mineralización, diferente composición de sustancias diluidas, así como propiedades de oxidación, alcalinas y de acidez.
Esto da la posibilidad de una amplia aplicación práctica de las aguas. Su composición en la parte norte, meridional, occidental y oriental de la llanura de Sofía es absolutamente diferente. Esta diversidad es una auténtica riqueza, dice Kostadin Sterev y agrega: “En las entrañas de la llanura de Sofía y en el territorio de la capital se generan unos 500 litros de agua termal por segundo. Los niveles más bajos de sus temperaturas son de 30 a 35 C. en algunos lugares las temperaturas alcanzan hasta 80 a 90 C. La cantidad de energía térmica se evalúa a 50 megavatios. De este potencial térmico gracias a fuentes naturales o explotadas mediante instalaciones de sondaje se extraen unos 80 litros por segundo. Es decir, del posible potencial de 500 litros por segundo en la superficie fluyen 80 litros por segundo. De ellos se utiliza una quinta parte. Hay un gran abismo entre el potencial de las aguas termales y su uso. Para que se aproveche toda la cantidad de 500 litros por segundo hacen falta programas y proyectos para llegar a las fuentes. Las aguas termales han sido identificadas, se conoce su ubicación y sus propiedades saludables pero todavía no se ha llegado a ellas. En los últimos 20 años no hay avance en este sentido”.
Hasta hace unos 20 años, antes de los cambios democráticos, iniciados en 1990, los vecinos de Sofía utilizaban esta riqueza natural como agua potable y en algunos baños públicos de agua termal que contaban con centros de tratamiento. Famosos centros de este tipo son los de Ovcha Kupel, Gorna Bania y Bankia, cerca de Sofía. Además, sus edificios construidos hace unos 100 años tienen un gran valor arquitectónico. El bello edificio del baño central de Sofía, en el corazón de la capital, hoy es Museo de la Historia de Sofía que todavía no ha abierto sus puertas para los visitantes. Estos centros de higiene y descanso ahora ya no funcionan y sus edificios se van destruyendo paulatinamente, sobre todo los de Gorna Bania y Ovcha kupel. Está abierto solo el baño de agua termal del barrio capitalino de Pancharevo. La concesión de algunas de las fuentes termales dio un impulso a la industria de embotellado del agua mineral. Sin embargo, no hay un avance palpable en el aprovechamiento de esta riqueza en la capital, dice el catedrático Shterev. Hay buenas intenciones. Existe un plan general de Sofía que resuelve sus problemas de urbanización en los próximos 20 años. Ha sido aprobado por el Consejo Municipal y la Asamblea Nacional. El plan prevé que en el futuro las aguas termales se aprovechen mediante la construcción de centros de diferentes funciones sociales. El empresariado privado y el ayuntamiento cooperarán en esta dirección. Kostadin Sterev agrega:
“Parte de los medios deben ser invertidos en prospecciones y en la construcción de instalaciones de adquisición de agua, redes de tránsito de agua y energía térmica. Después viene la construcción de los propios centros para aprovechar esta riqueza, por ejemplo, centros con fines deportivos, sanitarios o de diversión. Y desde luego para el desarrollo de la industria de embotellado de agua. En este sentido hay que buscar otras formas de aprovechar el agua. Me refiero a aguas que deben ser utilizadas para fines curativos y que de momento se desconocen o están al margen de la atención de los empresarios”.
En lo que se refiere a la diversidad de aguas termales Sofía es un lugar único, subraya el catedrático Shterev. Desde luego, no hay que olvidar el hecho de que Budapest también ha aparecido gracias a las aguas termales y hoy en día las utiliza mucho mejor que nosotros. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial.
“El sistema hidrotermal de Budapest es muy amplio y potente pero el tipo del agua es idéntico. Existe una segunda variedad más humilde que no reviste importancia en la vida de la capital húngara. En Sofía tenemos 9 diferentes tipos de agua, que tienen diferente futuro y diferentes modos y maneras de aplicación. En este sentido Sofía ocupa un lugar entre los primeros por no decir que su lugar es único en todo el espacio europeo, si la comparamos con las capitales del Viejo Continente”.
De momento los habitantes de Sofía aprovechan con placer el agua termal potable de Sofía y aumentan las historias de sus cualidades casi mágicas gracias a las cuales cura y rejuvenece.
Versión al español de Hristina Taseva
По публикацията работи: Milka Dimitrova
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