Ciervo común (Cervus elaphus)
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A finales del siglo pasado Bulgaria era uno de los países líderes por records mundiales en trofeos de caza, entre ellos 4 de ciervo y uno de jabalí. En ese período de auge varios países europeos aprovecharon la experiencia que tiene Bulgaria en el sector cinegético.
Para mantener el buen nivel de las poblaciones de aves hubo suficientes criaderos de faisanes, jaulas grandes para su cría y su colocación en medio natural. Para la caza mayor se utilizaron los llamados “cercos de cuarentena”. A finales del siglo XX el turismo cinegético también estaba en auge. Los ingresos crecían, gracias al enorme interés de cazadores extranjeros y a los altos precios de los servicios cinegéticos y los trofeos.
Después de la transición a la democracia en Bulgaria esta tendencia positiva ha cambiado. La falta de control eficiente y de conciencia en los nuevos cazadores ha acarreado la reducción peligrosa de las poblaciones, los precios de los trofeos han bajado, el interés de los cazadores extranjeros ha disminuido. En consecuencia, los ingresos que se destinaban al mantenimiento de las haciendas cinegéticas se han reducido repentinamente.
La situación es alarmante, según Hristo Mihailov, jefe de la cátedra “Haciendas Cinegéticas” de la Universidad Técnica de Silvicultura y ex presidente de la Asociación Nacional de Pescadores y Cazadores, Unión de los cazadores y los pescadores de Bulgaria.
La tendencia es negativa en la mayor parte de las principales especies de caza con las que nuestro país fue famoso en Europa. La tarjeta de visita de nuestra cría de piezas de caza: el ciervo, el jabalí, el corzo, la cabra salvaje, el urogallo, la liebre, que son los animales preferidos de cazar por los cazadores búlgaros y extranjeros, provocan preocupación en los círculos cinegéticos. Sobre el telón de fondo de la crisis económica, espiritual, y social, la crisis en la cría de animales de caza ha afectado este importante elemento de la diversidad biológica en Bulgaria. La tendencia es alarmante porque se van reduciendo las reservas no sólo en determinados años o regiones. Desde hace más de 130 años, con la primera legislación en el ámbito de la actividad cinegética del año 1880, los animales de caza fueron proclamados propiedad privada. Desde entonces, el Ministerio de Agricultura y Alimentos es exponente de los intereses de los propietarios de animales de caza. En los últimos veintitantos años. el propietario no pone interés y este es uno de los principales problemas de ahora, que también acarrea los demás: la mala administración, la mala planificación, la mala política de recursos humanos, la plena falta de política de marketing con respecto al turismo cinegético en Europa. El Estado no invierte ni siquiera en recursos humanos que gestionen el proceso en el futuro. Los resultados ya son visibles.
© Foto: hunter.bg
Corzo (Capreolus capreolus)
Una de las mayores ventajas del modelo de gestión, según Hristo Mihailov, es cuando los animales de caza son propiedad estatal. Eso ayuda, facilita y motiva la gestión de grandes terrenos.
Ésta es una ventaja sustancial del modelo público que desaprovechamos lamentablemente. La gran desventaja de la forma actual de gestión es que está enfocada en los cazadores y no en la gestión de los animales de caza. Todo está relacionado con el cazador y la organización de la caza en vez de orientar la gestión hacia los animales de caza y su preservación. La última ley vigente en este ámbito fue adoptada en septiembre del año 2000 y en 2002 fueron introducidas varias enmiendas positivas. En aquel momento fueron observados buenos resultados y la tendencia de reducción de los animales de caza cambió, gracias a los esfuerzos conjuntos del Estado y de las estructuras públicas. Sin embargo, en 2009, bajo presión de lobbys cercanos al partido GERB que gobernaba entonces, la ley fue devuelta casi por completo a su estado inicial de la época que precedía a los cambios positivos. Las consecuencias negativas ya son un hecho. El impacto de una ley sobre los procesos de la naturaleza se evalúa en períodos de tiempo más largos. Por desgracia, se pueden producir daños irreparables con gran rapidez. El proceso de recuperación de las poblaciones es exclusivamente lento. Este es el mayor problema, incluso de nuestros políticos, quienes no se dan cuenta que haciendo pasos erróneos provocan daños irreparables a la gestión sostenida de los animales de caza.
© Foto: wikipedia.org
Jabalí (Sus scrofa)
El derecho a cazar en Bulgaria y en Europa está estrechamente relacionado con la obligación de gestionar y preservar a los animales salvajes.
Cuando el Estado concede el derecho a cazar, éste está relacionado con la obligación de buena gestión y preservación. Esta obligación es viable sólo bajo la condición de que los cazadores estén organizados en estructuras sólidas. Lamentablemente, la intervención incompetente de los políticos, vía Ley de caza, ha acarreado la reestructuración y la desorganización de los cazadores búlgaros. La paradoja consiste en los siguiente: por un lado, el Estado concede a los cazadores derechos sobre el 85% de las superficies para cazar, junto con la obligación de buena gestión y conservación, y, por otro lado, introduce mecanismos que dificultan la gestión organizada de los animales de caza. En Europa no hay países que hayan reconocido más que una organización de cazadores nacionales. En Bulgaria se han creado organizaciones de caza alternativas. Los resultados se reflejan en los animales de caza. Como un profesional, considero que los pasos prácticos deben empezar por repensar la estrategia nacional que se traduzca en una nueva ley de caza con una visión a largo plazo.
Versión en español por Ruslana Váltcheva
По публикацията работи: Darina Grigórova
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