En los últimos cuatro años, el turismo búlgaro ha experimentado una mejora constante y durante ese período el número de turistas ha aumentado un 31%. El año pasado, el aumento fue del 4.4% en comparación con 2017 y el número de turistas superó los 9 millones, más que la población total de Bulgaria.
Sin embargo, hacia finales de 2018 la industria comenzó a flaquear ligeramente y a descender por la pendiente de sus propios éxitos. Las previsiones para 2019 no son especialmente optimistas y los observadores creen que el éxodo de turistas de algunos de los mercados más importantes para Bulgaria (Alemania, Turquía y Rusia) continuará. Después de registrar durante tres años consecutivos un aumento del 50% en el tráfico aéreo, “Fraport Bulgaria”, concesionaria de los aeropuertos de Burgás y Varna, espera para 2019 un descenso de pasajeros de 5,5 a 5,1 millones. A los principales mercados para el producto turístico búlgaro de la compañía se suman Gran Bretaña, con un aumento esperado del 15%, Polonia, con un 7% y República Checa, con un crecimiento previsto del 13%.
La situación no es dramática, según la ministra búlgara de Turismo, Nikolina Anguelkova, que ve potencial en la próxima temporada de verano en lo que respecta a turistas de Rumanía, Grecia, Serbia, Macedonia del Norte e Israel. De hecho, precisamente ellos han salvado la recién finalizada temporada de invierno, llenando los hoteles y pistas de esquí en las grandes estaciones de invierno de Bansko, Borovets y Pamporovo.
Como uno de los principales problemas del sector, recientemente ha surgido una escasez de mano de obra. Faltan búlgaros dispuestos a trabajar solo unos meses en el mar o en la montaña debido a la remuneración insuficiente. Por lo tanto, las autoridades prevén un programa especial para atraer a ciudadanos extranjeros que trabajen como camareros, limpiadoras, personal de cocina, etc., principalmente de Ucrania, Moldavia y Bielorrusia. Sin embargo, el personal contratado en el extranjero no puede ser una alternativa real a la mano de obra local cualificada y, por ese motivo, uno de los principales objetivos del Ministerio de Turismo es convertir Bulgaria en un destino turístico para todo el año. El objetivo es realista, porque este país no solo tiene playas y pistas de esquí de montaña, sino que también cuenta con una rica cultura e historia, se encuentra entre los primeros puestos de Europa por número de manantiales minerales y centros de spa, tiene tradiciones folclóricas únicas y un rico patrimonio arqueológico, ofrece vinos estupendos y una cocina balcánica realmente deliciosa, todo ello combinado con hermosos paisajes y un agradable clima templado.
Ahora, en vísperas de la próxima temporada turística veraniega, los esfuerzos se centran en adoptar medidas para minimizar la esperada disminución de turistas. En ese sentido también se confía mucho en los turistas búlgaros. Con ese objetivo, el Ministerio de Turismo ha declarado 2019 “Año de Turismo Interno” y ha sugerido a los hoteleros que lancen ofertas de "tres noches por el precio de dos". Realmente los turistas búlgaros son cada vez más numerosos, y los restauradores y hoteleros afirman que son sus mejores clientes y los más solventes. Sin embargo, la tarea de atraerlos no es sencilla, porque cada vez más búlgaros prefieren viajar a la vecina Grecia, a Turquía, a Serbia, a Macedonia del Norte y a otros países balcánicos cercanos. El año pasado, los viajes de los búlgaros al extranjero sumaron 6.698.526, según datos del Ministerio de Turismo.
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