En los años posteriores a su Liberación en 1878, Bulgaria atrajo a destacados arquitectos e industriales europeos que ayudaron a restaurar el país rápidamente. Es especialmente significativa la contribución de austriacos y checos al cambio de aspecto de las ciudades y al surgimiento de la industria búlgara. Un ejemplo de la buena cooperación entre búlgaros y checos es también la fábrica de tejidos de lana fina fundada en Gabrovo por el industrial Iván Hadzhiberov. El técnico principal en la elaboración de las telas era el checo Anton Hořínek, gracias al cual llegó a la casa de Hadzhiberov un instrumento musical único en Bulgaria: un orquestrión, traído por el Danubio desde Praga.
Se trata de un gran instrumento musical automático que parece un armario y que reproduce el sonido de una orquesta, explica Rosen Yosifov, curador del Museo de Historia Regional de Gabrovo. Hay cuerdas, fuelles y teclas que funcionan con un sistema de palancas. Se utilizaba en prestigiosos salones del centro y el suroeste de Europa, pero este es el único que se conoce en Bulgaria. El instrumento fue enviado a la finca de Iván Hadzhiberov, ubicada en la zona industrial de Gabrovo. Por lo que sé, el único lugar en los Balcanes, además de Gabrovo donde se conserva un orquestrión, es el Museo Politécnico de Belgrado.
El espíritu inquieto y el deseo de experimentar e inventar objetos llevaron a Hadzhibevov a explorar detalladamente el mecanismo del instrumento. A pesar de funcionar con un mecanismo neumático o resorte, en 1906 el industrial consiguió hacerlo funcionar con un motor eléctrico. Un hecho curioso relacionado con el orquestrión es que impresionó al mismísimo rey Fernando, que visitó la mansión de su amigo Iván Hadzhiberov la noche del 22 de septiembre de 1908. El rey se sorprendió al escuchar algunas de sus obras musicales favoritas en un instrumento de motor eléctrico, ya que en aquella época la "música eléctrica" no se conocía en ninguna ciudad europea.
El curador del museo reconoce que el orquestrión necesita una restauración seria, y actualmente, a pesar del gran interés de los visitantes, no reproduce música. Desafortunadamente, en Bulgaria no hay ningún artesano que pueda "revivir" el orquestrión y devolverle su antiguo esplendor. Yosifov espera encontrarlo en el lugar de origen del instrumento: la actual capital checa, Praga. Para que suene de nuevo se necesitan entre 10 000 y 15 000 euros, que el museo espera recaudar con ayuda de una campaña de donaciones.
Versión en español por Marta Ros
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