Si uno se pregunta dónde dar un relajante paseo por la montaña durante los días soleados del veranillo de San Martín, puede decantarse por Ponor. Se trata de una montaña cárstica situada en la parte central de los Balcanes Occidentales, cuyo punto más alto es el Monte Ravno Buche (1499 m). Las amplias laderas de Ponor, con enormes espacios de vegetación baja salpicada de colores otoñales, permiten que la mirada se pierda como en el fin del mundo y hacen experimentar una sensación de libertad incomparable.
Los pasos se pierden en una alfombra suave y puramente búlgara de hierbas aromáticas, y la fragancia en el aire y el sonido meloso de los rebaños en la distancia despertarán al romántico que todos tenemos dentro. Aquí cada planta es una hierba, dice la guía de montaña Albena Kirova. Incluso ahora hay algo que recoger: espino, bayas, hierbabuena… El sanatorio pulmonar construido en el pueblo de Iskrets tras una serie de estudios del rey Fernando I es una prueba del agradable clima de la región.
Es típico de esta montaña la meseta plagada de pequeñas depresiones llamadas "ponori", dice Albena y explica:
Son como embudos en la tierra donde se succiona el agua. El agua penetra en las profundidades de la montaña, donde va excavando y creando interesantes cuevas, formaciones rocosas, estalactitas, estalagmitas y lagos submarinos. Debajo de la montaña hay grandes bellezas que aún no se han explorado.
Gran parte de las cuevas no son fácilmente accesibles para las personas sin preparación, pero precisamente por ello son tentadoras para los espeleólogos. Albena Kirova cuenta que la montaña es muy interesante desde el punto de vista geológico: hay rocas del Paleozoico literalmente dibujadas sobre rocas mesozoicas más recientes. Hay capas de areniscas, piedra caliza superior y "escamas" de rocas impermeables. En contraste, algunas rocas no parecen formaciones naturales, sino muros hechos por el hombre.
Albena Kirova aporta detalles sobre los lugares que hacen sentir la montaña en todo su esplendor:
Mi lugar favorito es uno de los picos más panorámicos, llamado Bula (1421 m). Por un lado hay una meseta muy plana, y la vertiente que da al pueblo de Zasele parece una corona.
Otro pico interesante es Stolo, que, igual que Bula, tiene rocas verticales. De pie sobre ellas, te sientes como en una silla.
Otra atracción turística local de la región es la ruta de Vazov, que va desde el pueblo de Zasele hasta Bov, y que lleva el nombre del llamado patriarca de la literatura búlgara Ivan Vazov, a quien le encantaba pasear por esos lugares. El camino en sí no es bueno, es pedregoso y hay escalones altos rotos. Pero aunque toda la atención se centrará en las piernas, no hay que olvidar levantar la mirada de vez en cuando. Desde ahí hay impresionantes vistas panorámicas.
El sendero lleva a una de las cascadas más altas de Bulgaria, Bovska Skaklya, cuyas aguas caen en tres saltos desde unos 120 metros de altura.
Por la montaña hay también desperdigadas pequeñas construcciones muy interesantes como casas antiguas e iglesias, lamentablemente abandonadas. Con el paso del ferrocarril, la zona se fue despoblando gradualmente. Según Albena, muchas personas se marchan hacia fuera de la montaña, al desfiladero de Iskar, a lo largo de la línea de ferrocarril.
En Ponor también se pueden encontrar vestigios de las fortalezas tracias y una antigua calzada romana, explica la guía turística:
Este camino está relativamente bien conservado en algunas partes; en otras no quedan muchas piedras. La historia es como la de muchos otros caminos romanos que he visto. Las piedras que los formaban se utilizaron más tarde para construir las casas de los pueblos cercanos. Es lo mismo que pasó con los edificios a lo largo de una antigua calzada romana en los montes Ródope, hacia el refugio de Persenk y hacia arriba por “las Piedras Sordas”. Supongo que en la zona de Ponor los lugareños tampoco dejaron de aprovechar las piedras de la antigua calzada.
Ponor ofrece muchas oportunidades para pasar un tiempo agradable. Y, dado que el encuentro con la montaña es más emocionante en primera persona, ajustaos la mochila y emprended el camino hacia las suaves pendientes de Ponor.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Miglena Ivanova, АAlbena Kirova y planinar.org
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