El sol de agosto colgaba muy bajo sobre las colinas de Sredna Gorá e iluminaba las murallas añejas con sus rayos purpúreos, atribuyéndoles un color, expresión y efecto especiales.
Es así cómo ve Jisarya el patriarca de la literatura búlgara, Iván Vazov, hace más de 130 años. A Vazov le gustaba pasear al atardecer por ese balneario en el regazo de la montaña *Sredna Gorá y embelesarse con el panorama que se abre desde la muralla meridional de la fortaleza. Inmerso en la sensación de atemporalidad, en 1882 el vate describió uno de sus lugares favoritos en el poema “Patria amada, qué bella eres”.
Años más tarde, en 1897, como si vislumbrara en el tiempo Vazov escribió: Creo que las aguas termales de Jisarya tienen un gran futuro. Son toda una riqueza para esta zona afortunada. De uno, es decir, de nosotros se espera que arreglemos y usemos hábilmente estos tesoros nacionales.
Realmente, en 1882 el Gobierno publicó las “Reglas para la explotación de los baños termales de Jisarya”, y en Plovdiv, la segunda ciudad más grande de Bulgaria, el químico checo Sosterzonek realizó el primer análisis en Bulgaria de agua mineral de cinco fuentes de Jisarya. Así se sentaron las bases de la balneoterapia organizada en este país. Un siglo más tarde, en 1993, los arqueólogos toparon con un complejo balneológico monumental que revela la historia del asentamiento alrededor de las fuentes termales.
Ya en tiempos del reino odrisio en la localidad se solían construir santuarios religiosos y de sanación o ninfeos. Cuando los romanos conquistaron el reino en el año 46, el pequeño asentamiento entró en los límites de la Diócesis de Tracia. Las fuentes de agua termal empezaron a atraer a los nobles del Imperio, y a mediados del siglo II comenzó la edificación de un complejo termal.
El propio emperador Diocleciano, que padecía de los riñones, encontró cura en las aguas termales y en el año 293 dio su nombre al asentamiento convirtiéndolo en la tercera ciudad más grande de la provincia de Tracia, después de Filipópolis y Augusta Trayana. Fueron construidos un complejo con una residencia, un anfiteatro, baños termales, cuarteles, una tumba y una muralla imponente asegurada por 44 torres y cuatro puertas grandes.
Hoy en día de las puertas se conservan la occidental y la meridional principal. Esta última es conocida por el nombre Los Camellos ya que semeja a dos camellos de cara uno al otro.
Después del colapso del Imperio Romano Occidental, Dioclecianópolis duró durante algún tiempo como un gran centro cristiano. Luego, con la invasión de los conquistadores otomanos, tras una resistencia feroz, la mayoría de la población fue asesinada y la urbe, destruida. Curiosamente, el agua en las piscinas de las termas romanas sigue circulando hasta la actualidad por la cañería y alcantarillado romanos. Las termas romanas del siglo IV, que hoy en día se encuentran en el Parque Lirio de los Valles sobre una superficie de 3000 m², fueron descubiertos en los años treinta del siglo pasado. Se considera que son unas de las termas romanas conocidas en Europa que, en algunas partes, se conservan casi hasta el techo. Gracias al proyecto europeo de “Desarrollo de atractivos culturales e históricos en el territorio del municipio de Jisarya” las termas son conservadas y parcialmente restauradas. Para promover el turismo en la región, la Municipalidad se propone crear condiciones para que los visitantes del complejo puedan bañarse en el agua termal que brota en las piscinas.
Por una alameda peatonal, al sur de la fuente termal Lirio de los Valles, se llega a la tumba romana del siglo IV. El pasillo de la escalera tiene varios metros de largo y conduce a la entrada de la cámara funeraria decorada con frescos y suelo de mosaico multicolor. Según los arqueólogos, es la única tumba romana con mosaicos perfectamente conservados descubierta hasta el momento en Bulgaria.
Los parques enormes y las rutas peatonales y eco senderos bien organizados en las inmediaciones de la ciudad, brindan a los turistas la oportunidad de disfrutar tanto del paisaje urbano como de las vistas panorámicas hacia la Llanura de Tracia, el macizo Ródope y las montañas Rila y Sredna Gorá.
Uno de los lugares de interés de Jisarya es la Villa Pétrovich, casa de descanso de los escritores, que guarda el espíritu de una pléyade de destacados artistas búlgaros.
*Cadena montañosa en el centro de Bulgaria, llamada también Antebalcanes o Antibalcanes, paralela a la Cordillera del Balkán.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Darona Grigorova, BGNES y bg.wikipedia.org
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