La ciudad costera de Pomorie, a la qué cantó el poeta búlgaro Nedyalko Yordanov en la canción “Recuerdo familiar de Pomorie”, dista 20 kilómetros de Burgás. Apenas si hay búlgaros que hayan visitado esta pequeña localidad del mar Negro que no deseen regresar en verano. Simplemente lo tiene todo: bonitos muelles, playas espaciosas y, sobre todo, lugares de interés históricos y culturales.
Estos últimos no se pueden clasificar según su importancia. El Museo de la Sal, la tumba abovedada de la Antigüedad, el lago de Pomorie y sus habitantes, el Monasterio de San Jorge con su agua curativa, o las Rocas de Yávorov –que inspiraron al poeta simbolista búlgaro Peyo Yávorov, uno de los mejores talentos poéticos del s. XIX y principios del s XX– son todos sitios con su propia historia y merecen especial atención. Su punto de intersección está en el Museo de Historia de Pomorie, una institución relativamente joven pero muy activa y de rápido desarrollo.
En el mismo causan asombro los enormes huesos y colmillos expuestos de mastodontes extintos después de la última Edad de Hielo. Hay otros objetos antiguos, como anclas de piedra usadas durante la Edad de Bronce. La pesca, la navegación, la extracción de sal y la viticultura eran las principales ocupaciones de los habitantes de Anquíalo, el nombre antiguo de la ciudad, que se conservó hasta principios del siglo XX. Una gran parte de los objetos de la exposición está dedicada a esos quehaceres, y la mayor parte son donaciones de los lugareños.
Todo empieza por los datos más antiguos sobre la ciudad –cuenta Antón Karábashev, director del Museo de Historia– . Son los materiales arqueológicos que cubren el período desde la Prehistoria a la Baja Edad Media, y se encuentran ordenados en la sala del primer piso.
En el entresuelo hay una exposición de pinturas y otra más pequeña relacionada con las actividades de pesca y la navegación en las aguas territoriales de la ciudad. Está expuesta también una donación muy valiosa para nosotros: una serie de más de 40 maquetas de barcos. Las confeccionó nuestro conciudadano Gueorgui Ribov, pescador y veterano de la Segunda Guerra Mundial. Las primeras son de los años 30. En la segunda planta presentamos la historia más moderna y también la etnografía.
Hace tres años iniciamos la campaña “Donad objetos antiguos, conservad el pasado de su ciudad”, gracias a la cual reunimos más de mil documentos valiosos, fotografías en blanco y negro, materiales y objetos arqueológicos y etnográficos.
Un gran número de objetos y hallazgos proceden del territorio de la antigua ciudad de Ulpia Anquíalo, nombre por el que era conocida Pomorie en la época romana. En 2016 se registraron numerosos sitios, edificios antiguos, calles, monedas, elementos arquitectónicos, columnas, cornisas y mosaicos, así como parte del trazado de las murallas de la ciudad.
En el nártex de una iglesia descubrimos un interesante sarcófago medieval utilizado como tumba familiar. Gracias a esas investigaciones intensas, en los últimos años, el fondo del museo se ha enriquecido con objetos valiosos que no se pueden ver en otra parte.
Nadezhda Stoykova, arqueóloga y curadora del Museo de Historia de Pomorie, añade que los objetos expuestos más antiguos son anclas que datan de la época prehistórica. Suponemos que se hundieron aún antes de la Guerra de Troya –afirma–.
Se considera que la ciudad de Anquíalo fue fundada en los siglos V a IV a.C. Los hallazgos de la época romana son los más numerosos. Hay restos de muchos edificios residenciales, y otros que probablemente eran tiendas de vino, ya que en ellos se han encontrado numerosos fragmentos de ánforas. Aquí hay evidencias de una próspera vida comercial. Se han encontrado muchas monedas de todos los rincones del Mundo Antiguo. Es un hecho curioso que los últimos emperadores bizantinos, los Cantacucenos, tenían residencias en Anquíalo. En 1453, cuando la antigua capital, Constantinopla, cayó ante el Imperio Otomano, todas las ciudades bizantinas, incluida Anquíalo, fueron conquistadas por los otomanos. Así, los últimos emperadores bizantinos se quedaron hasta su muerte en Anquíalo. Hoy en día sabemos dónde estaban sus residencias pero apenas queda nada de ellas porque han sido saqueadas hasta la última piedra.
En los últimos años, la población de Pomorie aumenta constantemente debido a los muchos ciudadanos rusos que poseen propiedad allí y residen durante todo el año en la localidad. Se integran rápidamente y con su presencia hacen cambiar la imagen de la ciudad, dicen los vecinos de Pomorie.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: Museo de Historia de Pomorie y bg.wikipedia.org
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