Mientras algo no me emocione, sé que no haré un buen paisaje y no me pongo a trabajar. Son palabras de uno de los mayores pintores búlgaros, Borís Denev, cuyas obras se podrán ver hasta el 26 de mayo en la galería capitalina "Loran". La exposición se titula "Viaje con Borís Denev. Paisajes desconocidos".
Hace algunos años la crítico de arte Vesela Jristova-Radoeva tuvo la posibilidad de disfrutar unos días de las pinturas del magnífico patrimonio del artista, que su hija Slavka Deneva donó a la Unión de Artistas Búlgaros la víspera de su gran exposición de aniversario. Entonces Vesela Jristova entendió por qué los críticos decían que Borís Denev es insuperable como paisajista.
Borís Denev era un enamorado de la naturaleza, señala Vesela Jristova-Radoeva. Ese era su credo, no sólo como pintor. Ya de joven, cuando daba sus primeros pasos como profesor de dibujo en un pueblo de Veliko Tarnovo, en un informe para una conferencia de maestros escribió que igual que el paisaje y la Naturaleza traen inspiración, así el pintor, pintándolos, puede ayudar al ennoblecimiento del hombre como nadie más puede hacerlo. Compara a los pintores con filósofos, que con sus ideas también permiten que vuele el espíritu. En aquella época Borís Denev no tenía ninguna formación artística. Mucho más tarde, cuando en 1908 mostró sus cuadros (casi en tamaño de bolsillo) en la Exposición "Arte Moderno" de Sofía, fue descubierto por entendidos y artistas y el año siguiente reunió coraje para hacer su primera exposición individual. Con los beneficios que obtuvo se fue a la Academia de Arte de Munich. Por desgracia, se quedó durante poco tiempo, pero como más tarde escribieron los críticos, incluso ese corto período de tiempo en Munich fue crucial para su desarrollo como artista. Simplemente, acumuló conocimientos.
Al comenzar la Guerra de los Balcanes (1912–1913), Borís Denev interrumpió sus estudios y se fue al frente como sanitario voluntario. Después se quedó 10 años como artista militar en el cuartel general del Ejército. Junto con la temática militar, pintó cientos de paisajes, retratos, y composiciones de temas históricos y bíblicos.
Tras el establecimiento de un gobierno pro-soviético en Bulgaria, Borís Denev cayó en desgracia, fue detenido y pasó diez meses en la cárcel de Sofía y en el campo de concentración de Dupnitsa. El motivo fueron sus textos satíricos en los periódicos "Slovo" y "Zora". Cuando salió libre se le prohibió pintar al aire libre, y en 1945 fue expulsado por 10 años de la Unión de Artistas Búlgaros.
Durante toda su vida Borís Denev hizo 25 exposiciones individuales, la mayoría de las cuales entre finales de los años 20 y mediados de los 40.
Cuando era artista militar, Borís Denev pintó los horrores de la guerra, marchas militares, y tuvo que hacer retratos de generales y coroneles, dice Vesela Jristova-Radoeva. Tal vez precisamente por eso llegó un momento en el que se dijo, "Ya no puedo ser artista militar, no está en mi naturaleza. Quiero pintar gente corriente, quiero pintar paisajes, quiero pintar algo más que desfiles.
Como indica la crítica de arte, para sentir la forma de una obra escénica, Borís Denev siempre mira de forma panorámica. La panorámica puede ser del tamaño de una postal, pero también de un metro y medio o dos. "Es decir, la sensación de grandeza es innata en él. Esto lo pueden muy pocos, y entre los pintores paisajistas aún menos, resume Vesela Jristova-Radoeva.
Versión en español por Marta Ros
Fotos de la exposición: Veneta Pavlova
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