Tras graduarse en la especialidad de Teoría Cinematográfica por la Academia Nacional de Arte Teatral y Cinematográfico, Zdravko Grigorov dedicó su vida al cine y los viajes. Nueve años atrás, él y Ánguel Jadzhíyski fundaron la Asociación Pozor y desde entonces su misión es presentar al público búlgaro producciones cinematográficas más alternativas. Así nacieron los festivales Northern Lights Film Festival (Festival de Cine “Aurora polar”), para películas escandinavas y bálticas, Sofia Biting Dogs (Perros mordaces de Sofía), para documentales, y Sofia MENAR, para películas procedentes del Oriente Medio, África del Norte y, desde este año, de Asia Central. Un evento paralelo es el cine para trotamundos, ya que la experiencia les ha enseñado que a la gente le encanta películas sobre viajes. De ahí la presencia en el certamen Sofia MENAR del programa Caravasar, en la que los espectadores podrán ver carreras de rickshaw en la India, amén de los famosos Trabant amarillos (coches fabricados en la antigua República Democrática Alemana) en una expedición de Australia a Bangkok.
Recientemente en Bulgaria se celebró el Día del Cine nacional que en los últimos años despertó de una hibernación profunda. Zdravko ofrece una mirada alternativa a su estado actual.
Está bien que se hagan películas búlgaras. Eso significa que hay producción, que se crea trabajo para la gente que se dedica al arte cinematográfico. Hasta hace poco no fue así. Muchos de nosotros que salimos de la Academia no teníamos donde realizarnos. Yo, por ejemplo, he estudiado Teoría Cinematográfica pero no he practicado como crítico de cine a pesar de dedicarme al cine. Desde esta perspectiva, es bueno que hay películas nacionales, independientemente de cómo son. Hay títulos de calidad como, por ejemplo, Lección y Gloria, de Pétar Valchanov y Kristina Gróseva, o Impío, de Rálitsa Petrova, que recibió muchos premios internacionales. De modo que el cine búlgaro está en auge.
Sin embargo, el público nacional es muy crítico. ¿Cuáles son los criterios para seleccionar las películas que integren el programa de un festival?
Al inicio de nuestra empresa cometíamos errores –recuerda Zdravko– . La mitad de los títulos que incluíamos en los festivales eran los que nos gustaban a nosotros y eran para un círculo de espectadores bastante estrecho. Cada año reducimos el número de esas películas. Por supuesto que todavía las hay, inclusive en los programas de este año, pero para que los festivales sean exitosos y progresen hay que incluir también cintas interesantes para un público más amplio.
Obviamente, sobrevivir dedicándose al cine es difícil, los retos asechan a la vuelta de cada esquina y, a veces, se requiere tiempo, voluntad y afán para superarlos. ¿Es duro dedicarse a este negocio en Bulgaria?
A nosotros nos resulta difícil ya que no recurrimos al apoyo financiero público; es nuestra decisión porque nos da la libertad de elegir solos lo que vamos a presentar –explica Zdravko– . Todo eso conlleva un gran riesgo debido a que un festival puede cosechar un gran éxito mientras que el siguiente puede ser un fracaso. Es bueno cuando se crea un público propio que aprecia y busca lo que se presenta en los festivales; de tal manera éstos se autosustentan.
Zdravko Grigorov y Ánguel Jadzhíyski trabajan con todas las salas de cine arte y los centros culturales de Sofía. Buscan formas interesantes de presentar las películas diferentes de una manera diferente. Este año habrá proyecciones temáticas en varios bares de la capital.
Vayan a ver películas en el cine siempre que puedan –exhorta Zdravko al final– . Recuerden que la sensación de ver una obra cinematográfica en la gran pantalla es incomparable con verla en el ordenador.
Versión en español por Daniela Radíchkova
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