El aumento de la productividad en el sector real ayudará a países en proceso de transición, como Bulgaria, a afrontar las consecuencias de la crisis demográfica. Así lo ha manifestado la economista senior del Banco Mundial para Europa y el Centro de Asia, Doerte Doemeland, que presentó en Sofía un informe de la Institución Financiera Internacional sobre el tema “La productividad en Bulgaria: Tendencias y Posibilidades”.
Para Bulgaria, así como para la mayor parte de los países comunitarios, es válida la regla de que antes y después de la crisis económica de 2009, el desarrollo es sumamente diferente.
El progreso del país hasta la crisis se debe a las decisivas reformas macroeconómicas, al arranque de las negociaciones en 2000 de adhesión a la UE, los bajos impuestos y la fuerza laboral de relativamente alta cualificación. Propició el favorable desarrollo también la existencia de capital libre en la economía global.
En los años antes de la crisis entre 2000 y 2008, el PIB de Bulgaria creció en el 9.1 % al año gracias a las inversiones extranjeras. La productividad de las empresas búlgaras, sin embargo, no aumentó a los mismos ritmos. Las inversiones fueron orientadas a sectores en que los procesos son muy trabajosos, como la industria del textil y la construcción. Los sectores altamente especializados como las finanzas y el sector de las tecnologías de información y las comunicaciones registraron un rápido crecimiento en la productividad pero tenían una débil aportación al PIB, porque en ellos se encuentra empleada una pequeña parte de la fuerza de trabajo. Tras el colapso financiero mundial y la posterior crisis en la Zona del Euro, las inversiones en el sector económico búlgaro caen en picado y el aumento de la productividad cobra una importancia cada vez mayor para el crecimiento económico. Según datos de la Eurostat, en el periodo entre 2008 y 2013, el PIB de Bulgaria apenas creció un 1.2 %, frente a la media para la UE que es del 1.6 %. Además, se han perdido unos 400 mil puestos de trabajo. Esto conduce a un aumento de la productividad hasta el 3,3 % anual, porcentaje que supera la media para la región que es de un 2.6 %. No obstante ello, la productividad en el sector industrial en su conjunto es baja, de aproximadamente un 1 %, siendo del 1.3 % en el resto de los países europeos.
Doerte Doemeland formula las siguientes recomendaciones a Bulgaria: “La estabilidad a nivel macroeconómico importa mucho pero no es suficiente para el crecimiento económico. Bulgaria debe esforzarse por incrementar la productividad para mejorar a largo plazo sus indicadores económicos. Actualmente, el sector de los servicios aparece como altamente productivo y en él el crecimiento de la productividad del trabajo es incluso superior al que registran el resto de los países comunitarios. Hay tres orientaciones capaces de provocar un aumento del PIB. En primer lugar está el capital humano respecto al cual, por un lado, hay que hacer esfuerzos para elevar la calidad de la educación, y, por otro, preparar a los especialistas adecuados para la economía del país. En segundo lugar hay que incrementar el número de las empresas innovadoras, invertir en infraestructura y mejorar su conexión con el resto del mundo. En tercer lugar hay que reforzar los lazos con la economía.
Versión en español por Hristina Taseva
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