Para los búlgaros 2014 expira con dos noticias, una mala y otra, peor. La primera parece positiva a primera vista, y es que los precios al consumo han decrecido, si bien en apenas 1% a lo largo de los últimos 12 meses, y la inflación es con signo negativo, es decir que tenemos deflación.
Sin embargo, al consultar la opinión del cualquier ciudadano búlgaro, veremos que ningún usuario o consumidor ha sentido la caída de los precios en su bolsillo. En cambio, todo comerciante, industrial u hombre de negocios se quejará del decrecimiento de sus ingresos que le ha forzado a contraer su actividad e incluso a reducir el personal de su empresa.
La deflación se debe a factores muy variados. Las más de las veces como causa de este fenómeno indeseable y nocivo para la economía búlgara en los últimos meses es señalado el abaratamiento del crudo y de los carburantes. Esto es cierto, pero solo en parte, puesto que el decrecimiento de los precios de los productos de petróleo se ha hecho sentir apenas a mediados de 2014, mientras que la deflación ha sido registrada a lo largo de todos sus 12 meses.
Expertos en economía señalan que, de hecho, la verdadera causa de la deflación sostenida es la demanda escasa e insolvente que contrae en máximo grado el consumo y, de ahí, el comercio, la industria y toda la actividad empresarial.
Estas dos noticias suenan de modo muy desalentador, sobre todo en torno a las fiestas de Navidad y Fin de Año que, para bien o para mal, están fuertemente comercializados en nuestra época. Lo mismo que en buena parte del planeta, la tradición búlgara implica hacer y recibir regalos en estas fechas, lo cual supone unas compras febriles.
Los regalos son esperados por amigos y familiares pero también por los productores y los comerciantes, que esperan aumentar su facturación por su medio. Esto, sin embargo, no es posible en el grado necesario y deseable dado que la mayoría de los búlgaros reconoce, en un sondeo realizado estos días por un diario capitalino, que no se puede permitir ningún tipo de regalos.
No podría ser de otra manera siendo que un millón y medio de búlgaros disponen de apenas 4 euros con 50 céntimos al día en las fiestas navideñas y de fin de año, y otro millón de búlgaros, jubilados, tienen que apañárselas con 2 euros 50 céntimos al día.
Cuanto más pobre sea un país, tanto mayor suele ser el lujo de que disfrutan sus gobernantes. Tal es el caso de Bulgaria: dos días antes de Año Nuevo, los gobernantes búlgaros recibieron de los contribuyentes un regalo consistente en 8 coches superlujosos de la marca Audi y 12 de la marca Opel Astra, por valor de 500 mil euros.
Versión en español por Raina Petkova
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