En los últimos días las protestas en Bulgaria se han ido convirtiendo en un fenómeno habitual, no tanto por las medidas restrictivas,como está pasando en Europa, Canadá o Australia, sino por la remuneración ofensivamente baja que cobran los trabajadores en una serie de sectores. Primero fueron los científicos de la Academia de Ciencias de Bulgaria quienes se sublevaron por haber sido ellos, durante años, despreciados por los gobernantes como reliquia innecesaria del anterior régimen socialista, durante el cual el Estado hacía generosas asignaciones a la ciencia. Se le sucedieron los bomberos y los policías, y hoy, también los trabajadores en las galerías, bibliotecas y museos nacionales, quien incluso se encuentran dispuestos a declararse en huelga.
La Federación Nacional de Cultura, adscrita a la Confederación de Trabajo Podkrepa (en español "apoyo"), segunda mayor central sindical en Bulgaria, ha llamado a los museos y galerías del país a cerrar sus puertas a visitantes en señal de protesta. Las acciones de protestas efectivas está siendo generadas por los parámetros ofensivos, humillantes e irreflexivos de los fondos, previstos para el desarrollo de sus instituciones, en la preparada Ley del Presupuesto Público 2022:
“Abrigábamos esperanzas demasiado grandes, y quizá vanas, hacia el nuevo Gobierno de Bulgaria y el declarado estilo de gestión nuevo - destaca Kíril Binev, presidente de la Federación Nacional de Cultura. Las personas que se desempeñan en las bibliotecas, las galerías y los museos estaban durante muchos años olvidados por los gobernantes, sus sueldos se han quedado en el fondo de la escala social de la remuneración y rozan el salario mínimo interprofesional. Todas las promesas que se les fueron haciendo a través de los años de que recibirían aumentos salariales fueron huecas. Ellos son, en la práctica, trabajadores pobres, y en algunos lugares se ven obligados incluso a costearse los test de Covid-19”.
A diferencia de los sueldos de los maestros y profesores de escuela, que han sido subidos reiteradamente y pronto llegarán a tener un monto de 1.000 euros, el salario bruto que percibe los empleados en los museos, las galerías y las bibliotecas de Bulgaria es inferior a los 450 euros. No importa que el nivel de estudios, la formación y los adelantos científicos de los más destacados de estos empleados en el campo de la historia, la arqueología, las letras y el arte ostenten un nivel mundial y estas personas sólo trabajan por el honor de su desempeño. El último aumento salarial notable de un 15% a un 20% en 2015 lo engulló hace tiempo la inflación. Actualmente, el incremento previsto del 5% en el presupuesto de los museos dejará los sueldos justo en el umbral mínimo. Los fondos que se asignan se destinan al mantenimiento de las instalaciones y a los sueldos, y los museos no consiguen poder sufragar sus gastos en energía eléctrica:
“Pongo el ejemplo del Museo de Ciencias Naturales, en Sofía, que cuida de acuarios de peces exóticos, de animales tropicales, aves etc. Este museo pagó el otoño pasado una factura de la luz de 1500 euros, y ahora en el último mes la factura ha llegado a 8500 euros. Con cortar el suministro eléctrico por sólo tres horas, estas especies de la fauna perecerán. La gente se siente realmente en un callejón sin salida. No pueden alimentar a sus familias”.
Se producirá en breve la votación definitiva del Presupuesto Público 2022. Existe la propuesta de asignar fondos complementarios a proyectos pero no a trabajadores, que no hacen sino “recoger el polvo”, expresión que ha empleado el ministro de Finanzas, Asén Vasilev, en clara referencia a los trabajadores de los museos. Sin embargo, no está claro cómo ni en base a qué tipo de principio se llevarán a efecto los proyectos, aunque una cosa sí está clara y segura y es que si las reivindicaciones de estos trabajadores no son satisfechas, la huelga será el paso siguiente.
Versión en español por Mijail Mijailov
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