Boiko Borisov, primer ministro de Bulgaria, ha anunciado el inicio inminente de las obras de construcción del tercer puente sobre el Danubio entre Bulgaria y Rumanía. Por la existencia de una conexión ferroviaria local entre los dos países en ambas orillas del río, se ha optado por la variante que enlazará las ciudades de Svistov en Bulgaria y la de Zimnicea en Rumanía. Según el profesor Marin Rusev, quien enseña “Desarrollo sostenible y geoeconomía” en la Universidad de Sofía “San Clemente de Ohrid”, la posición rumana relativa a la Estrategia Danubiana y sus proyecciones transportistas tiene un mayor peso a la hora de formarse la política común de la UE. Esto, naturalmente, ocurre por el potencial territorial, demográfico y económico del vecino país del norte, tres veces superior al de Bulgaria. Además, la longitud del tramo rumano del Danubio es de más de 1000 kilómetros, en tanto que el búlgaro sólo llega a 470. Una parte considerable del curso inferior y del delta del río europeo se encuentran íntegramente en Rumanía, país en que ya funcionan tres puentes y se han planeado las obras de dos más. No obstante, según el profesor Rusev, para Bulgaria hubiera sido más ventajoso si el tercer puente se hubiese construido a la altura de la ciudad búlgara de Silistra y la rumana de Calarasi. A su juicio, la elección de un solar para las obras al oeste de la ciudad búlgara de Ruse -donde se encuentra el primer puente sobre el río-,significa una ausencia total de un análisis espacial y de una evaluación del impacto que podría tener una tal tercera instalación infraestructural.

Me siento fuertemente preocupado de que no resulte suficiente el trabajo exclusivo de matemáticos, capaces a ciencia cierta de resolver la llamada tarea transportista, o bien, de la intervención exclusiva de políticos, dice el profesor Rusev. Quisiera saber si en lo tocante a este problema intervienen personas expertas en orientaciones científicas interdisciplinarias como son: la política regional, la geografía económica, la geografía relacionada con la accesibilidad transportista, la eficiencia del transporte, etc.

La rentabilidad de las obras de construcción de un puente no se calcula únicamente con el manejo de indicadores financieros y kilómetros del tráfico de pasajes, accesibilidad geográfica, asequibilidad de transporte, dice categórico el profesor.

Se trata de una accesibilidad cultural, de una asequibilidad nacional. Las grandes expectativas que hay sobre nuestros balnearios del mar Negro es que acojan a trabajadores temporeros. Me imagino que alentadora, de que les guste la zona y al asentarse en ella de manera más perdurable puedan, al menos, dar una solución parcial a los problemas demográficos de Bulgaria. En el examen de este asunto se establece gran número de analogías con la zona de la ciudad noroccidental búlgara de Vidin, en la que se construyó el segundo puente sobre el Danubio, ya que, allá, el puente enlaza de manera invisible a las rancias comunidades búlgaras en el Banato. En el caso que ahora nos ocupa, el del tercer puente, realmente debemos buscar una tal variante, con respecto a las comunidades búlgaras en Ucrania y Moldavia. Opino que, también desde este punto de vista, la variante de la ciudad de Silistra resultaba más conveniente para Bulgaria.

El interés de Rumanía es que el puente quede emplazado al oeste de Ruse, en tanto que el interés de Bulgaria es situarlo al este de esa mayor ciudad danubiana búlgara. Pese a la competencia, ¿no se podrían acometer acaso las obras de construcción simultáneas de dos puentes al aportar Bucarest y Sofía la financiación correspondiente a su proyecto propio?

Por cierto, es bueno que podamos pensar ulteriormente también en un cuarto puente. No obstante, soy de la opinión de que no será buena la idea de construir dos puentes en forma simultánea. No hay que olvidar que la evolución de este tema puede extenderse en el futuro. Hasta Belgrado en Serbia hay 60 puentes. Después de Belgrado hasta la ciudad rumana de Constanza hay 7. Esto significa que en la porción occidental del río hay 1 puente cada 20 kilómetros, mientras que al este de Belgrado hay 1 puente cada 160 kilómetros. Estos siete puentes en total son irrisoriamente pocos, concluye el profesor Marin Rusev.

Versión en español por Mijail Mijailov